Hace 9 años | Por OJM a portalclasico.com
Publicado hace 9 años por OJM a portalclasico.com

El pasado fin de semana, el emblemático centro arqueológico conocido como la "Villa de Popea" (segunda esposa del emperador Nerón), acogió una fiesta privada organizada por un grupo no identificado que, previo pago al gobierno italiano de una importante suma, pudo disfrutar de la recreación de una cena al más puro estilo romano.

OJM

¿Se debería permitir este tipo de fiestas en un centro arqueológico del siglo I?

Stryper88

#1 Pues a lo mejor no sería mala idea "alquilar" el patrimonio de este tipo, siempre que se cumplan las normas de seguridad y conservación, y siempre garantizando que el público pueda visitarlos como siempre.

D

#2 ¿A un precio que pueda pagar cualquier persona? ¿O solo para "ricos"?

U

#5 Solo para amigos de dioses.

D

#1 ¿No se montó una ópera (Aida) en un templo egipcio? ¿No se hacen representaciones en teatros griegos restaurados? Si la bacanal es respetuosa con los restos no veo el problema.

rogerius

#1 No, de ningún modo.

D

#1 Ese es un debate muy complicado. Va a usted a encontrar argumentos muy buenos a favor y en contra, pero, si me lo permite, le comentaré mi punto de vista, usando un caso que conozco bien. (Es un poco largo de explicar, pero creo que es necesario hacerlo bien)

EL CONTEXTO.

Estuve trabajando durante años en Pompei Scavi, y le puedo asegurar que no me sorprende en absoluto. Conozco bien el golfo de Nápoles porque tanto tiempo allí da tiempo de sobra para patear todos los yacimientos, visitar todos los museos y conocer todas las exposiciones privadas, desde Sorrento a Santa Maria di Capua Vettere... y más allá, y lo que me quedó claro es que, si no se ofrece una salida al público, el patrimonio no interesa (algo también muy habitual en España, todo sea dicho).

Por mi experiencia personal, le puedo decir que la cantidad de patrimonio es tan abrumadora que casi da la sensación de que no le den importancia. Podríamos decir, en términología económica, que el patrimonio arqueológico está devaluado por superávit. Una pieza (o unos restos) deben ser realmente especiales para que despierte algo de interés. Si no, poco importa sus destino cuando se tiene la convicción de que todavía hay miles de piezas iguales al alcance. Tan sólo se conservan porque atrae a turistas, y estos son una fuente de ingresos muy importantes en una de las regiones más castigadas de Italia. Y, comprobado que la gente va a visitarlos (y pagar) igual, tanto si están en buen estado, como si son una ruina, impera la ley del mínimo esfuerzo.

Esa actitud es bastante habitual en la política. Pompeya, por ejemplo, sufre un deterioro brutal hasta el punto de que algunas zonas están en peligro de derrumbe, pero eso no hace que disminuya el volumen de visitas: unos dos millones al año que pagan una entrada, mínima, de doce euros. Por supuesto, no dejan entrar líquidos, lo que hace que la gente, una vez dentro, se vea obligada a consumir en la única cafetería habilitada que hay junto a las termas forales. Y, desde luego, tambien están las subvenciones que aporta la UNESCO, que no son una tontería. En resumen, aunque el yacimiento está sufriemdo mucho, sigue generando unos beneficios increíbles; por lo tanto, la lógica política es sencilla: "¿Por qué cambiar, si todavía funciona?"

EL PROBLEMA.

Las cosas se empezaron a torcer hará unos 7 ó 8 años, cuando la UNESCO empezó a preocuparse por el estado del patrimonio a pesar de la financiación. Me consta que hubo broncas terribles, que se tradujeron en cambios de la administración. Eso obligó a cambiar la estrategia, y empezaron a proliferar las vallas y carteles de "cerrado por restauración", llenos de pegatinas de la UNESCO y la UE. Los administradores vieron allí un nuevo filón. Tras tragar sapos y culebras del chorreo de la UNESCO, comprobaron que ahora recibían incluso más financiación por hacer algo que, se supone, debería ser lo normal. El estado de alarma era tal, que se amplió el presupuesto en restauración. ¿Cómo afecto eso al día a día? Fácil... la gallina de oro era plantar proyectos de restauración por todos lados, que se mantenían mientras la UNESCO estuviera dispuesta a salvar el patrimonio.

Le pondré un ejemplo sobre cómo funcinan las cosas allí: la principal autovía que articula el golfo de Nápoles estuvo de reformas más una década. Uno debía esperar años para poder ver cambios y avances en el proyecto, a pesar de que todos santos días veía a gente 'trabajando'. Pues bien, con las restauraciones pasó lo mismo. Las termas Stabianas, o la Casa dei Vetii (dos de los puntos más importantes de Pompeya) estuvieron (si no recuerdo mal) 5 ó 6 años cerrados al público. ¿Tan mal estaban? Lo cierto es que no. Eran tan importantes que siempre habían recibido un trato especial, así que su deterioro no era tan grave como en algunas zonas. De hecho, yo entré en Casa dei Vetii cuando estaba cerrada al público, y no me pareció que se estuviera haciendo un trabajo especialmente intenso. Sencillamente, se lo tomaban con calma porque, cuanto más tiempo durase el trabajo, más dinero llegaría de la UNESCO y la UE.

Bueno... por lo visto eso también acabó por probocar discusiones. Las cuentas seguían sin cuadrar, y los resultados no justificaban el presupuesto. Había que buscar otra cosa. Y he aquí que empezó a desarrollarse una nueva moda, que es, por fin, donde encaja esta noticia. (Lamento toda la parrafada para llegar aquí, pero era necesario para no perder detalle).

LA SALIDA.

Seguimos sin perder de vista la motivación económica. El principal problema de estar chupando del bote a costa de las restauraciones (siempre necesarias) era que eso repercutía en el turismo y, por lo tanto, en los ingresos, al menos en el turismo bien informado que sabía a lo que iba (y no el turismo de paquete de crucero, por lo general, caldo de cultivo de vándalos y demás especímenes de escasa sensibilidad cultural). ¿Por qué visitar Pompeya si las cosas más chulas estaban cerradas al público por restauración, y las que estaban abiertas, estaban saturadas y hechas un asco? La solución pasaba por una alternativa más o menos privada. Ya hacía años que el Teatro grande estaba habilitado para representaciones (como en Mérida), que se hacían regularmente y con carteles muy apetecibles (como monólogos de Roberto Benigni... muy recomendables, por cierto), pero también se cedían espacios a proyectos privados, como producción de vino al estilo clásico y cosas por el estilo. El truco estaba en asociar la actividad al modo 'romano'. En los últimos años, esa alternativa fue ganando terreno, y lo de la cena privada de la noticia entra dentro de ese concepto.

El objetivo consiste en transformar algo que es 'visitable', en algo que, además, es visitable, productivo, didáctico y contribuye económicamente a su propio mantenimiento. Vamos, lo que viene a ser una musealización interactiva del yacimiento, y un patrimonio sostenible, como ya ocurría en muchos países europeos (como España, por ejemplo). ¿Por qué no se hizo antes? pues por todo lo expuesto en el primer punto (el contexto). Los países que desarrollaron esta estrategía eran países que no podían competir con Italia en cantidad y calidad de patrimonio, así que se preocuparon más por suplir esa carencia mediante avances en musealización.

La 'fiesta' de la noticia entra, más o menos, dentro de esa dinámica. Con la excusa de un menú clásico (supongo que inspirado en Apicio), la sopraintendezza pone el escenario ideal, alquilándoles ni más ni menos que la Villa di Popea (la cual es, sencillamente, espectacular). No es raro... de hecho, las excavaciones en Pompeya, en sí mismas, no son más que 'alquileres' de la sopraintenzza para que unos proyectos puedan desarrollarse. Allí se paga por excavar. En ese sentido, los proyectos que ponen en uso el espacio patrimonial (ya sea para la producción de vino, ya sea para experimentar el manduqueo alla romana) siguen el mismo esquema: 'alquilar' esos espacios para adentrarse un poco más en el conocimiento de la cultura clásica.

LA CONCLUSIÓN.

Una vez explicada toda la perorata (lo siento por el rollazo), es cuando estamos en condiciones de responder a al pregunta. ¿Se debe permitir este tipo de fiestas?

Las respuesta es... sí, pero con matices. Sin duda, un patrimonio que sólo 'está', es decir, que se limita a ser decoarción, no cumple su función más importante: ser un elemento de enriquecimiento cultural. El patrimonio debe ser algo que invite a la gente a aprender, debe estar abierto y dispuesto a que se use para mejorar la sensibilidad de una sociedad. Pero, en estos momentos, la única manera de asegurar el mantenimiento del patrimonio es hacerlo atractivo, económicamente hablando. Quienes controlan el grifo, y quienes administran el presupuesto, no ven el patrimonio como una herencia cultural, sino como una inversión. Y no tenemos otra más que aceptar que el patrimonio sea algo potencialmente rentable porque, si no, está condenado a desaparecer, y ya nos puede hervir la sangre por eso, que no va a cambiar un ápice.

Me parece correcto que se mantenga, al menos, el detalle de asociarlo a una actividad que tenga que ver con su origen. Al menos ayuda a valorar mejor la importancia del patrimonio. Y, por supuesto, me parece indispensable que se haga garantizando unas condiciones de seguridad mínimas para que no sufra daño (que, al fin al cabo, es la raíz de todo este debate).

Y aquí es donde vienen los matices. El último párrafo para la respuesta final a la pregunta. Lo que no es negociable, bajo ningún concepto, es que su uso se limite a actividades privadas. Ese es el gran error de esa 'fiesta'. El patrimonio es público y universal, todos tienen derecho a disfrutar de algo que les pertenece como herederos del género humano. Y, por si queda alguna duda, la habilitación y manetnimiento del patrimonio se ha costeado básicamente, con dinero público.

En conclusión: Sí, una vez se han dispuesto las medidas para que el patrimonio no sufra, se debe permitir. Más aún, es casi la única manera, en este mundo que nos ha tocado vivir, de que ese patrimonio pueda cumplir su función como tal, al tiempo que es posible mantenerlo. Pero, si va a hacer, que se respete el derecho de todos.

Le pido disculpas por el rollazo. Espero haber explicado bien, al menos, una parte importante del debate.

Un saludo.

Stryper88

Pues tristemente solo para ricos, pero dejaría dinero. O quizá se pueda hacer para todos,distintos precios. A ver, yo sé que puede parecer injusto, pero sería como los productos de lujo, dan dinero que bien gestionado, puede redundar en todos.

Y a ver, no es para tomárselo a mal con los negativos, estoy hablando de modelos de negocio beneficioso para todos.