El primer Premio Nobel de la Paz se concedió en 1901 a J.Henri Dunant, reconociéndoles así su labor humanitaria. A raíz de una experiencia que le marcaría para el resto de su vida reclamó en su libro Un recuerdo de Solferino, la creación de un cuerpo de voluntarios neutrales para poder socorrer a los heridos de guerra sin mirar el bando en que se encontraban. Llevó sus ideas por toda Europa presentándolo a los políticos y militares.Más tarde estas memorias servirían para fundar la Cruz Roja Internacional.
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Y de la labor humanitaria, hemos pasado al mercantilismo puro y duro, adquiriendo la externalización de un servicio público como es la donación altruista de sangre en Madrid.
Adios cupón del oro.
Pues la actual política de Cruz Roja en las donaciones de sangre no encaja con los principio de su fundador