LA TRAGEDIA La empresa se fue a pique y los náufragos supervivientes deambularon por la isla en estado calamitoso. Más de medio millar de aquellos infelices murieron a los pocos meses de su llegada, extenuados por el hambre y a veces sujetos con cadenas y grilletes. O abatidos por el cólera y las fiebres tifoideas. De los que accedieron a los ingenios o fueron recolocados en la construcción del ferrocarril, obligados a realizar jornadas de dieciséis horas, muchos desertaron y se convirtieron en «cimarrones gallegos»
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#0 Medio AEDE.