Publicado hace 3 años por AfantasiaLiberal a es.panampost.com

Son indecibles las mil y una peripecias por las que pasó Federick Douglass. No es cuestión de hacer terapia de grupo con mis lectores, pero confieso que crujo por dentro cuando constato la criminal capacidad de humanos por haber aceptado el espanto de la esclavitud. Hasta Aristóleles sostuvo sin avergonzarse que unas personas nacían para mandar y otras para obedecer. En mi biblioteca siempre tuve retratos de mis amigos, muchos de los cuales no conocí personalmente, pero como escribía Leonard Read, la amistad profunda requiere coincidencia de va

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Noctuar

La misma mentalidad esclavista que aplicamos en el pasado sobre seres humanos la seguimos aplicando actualmente sobre los animales, a los que consideramos como nuestros recursos y propiedades. Lo relevante en este caso no sería la especie de los individuos afectados sino el hecho de que estamos tratando a sujetos como si fueran objetos, es decir, ignoramos o reprimimos su voluntad y sus intereses para instrumentalizarlos en nuestro beneficio.