"A ninguno de nosotros le gusta el pensamiento de que lo que hacemos depende de procesos que no conocemos; preferimos atribuir nuestras elecciones a la voluntad, el libre albedrío, el autocontrol…Quizás sería más honesto decir: “Mi decisión fue determinada por fuerzas internas que desconozco“" (Marvin Minsky)
No voy a entrar en este artículo sobre las causas psicológicas que pueden llevar a las personas al suicidio, entre otras cosas porque es un tema controvertido y en realidad aún poco claro. Por contra, voy a centrarme en intentar dilucidar lo que se puede entender como las posibles causas fisiológicas que podrían permitir esta autolesión que tan directamente va en contra nuestro instinto directo de conservación (es decir, ¿por qué es posible a priori que algunas personas lleguen a cometer tal acto en apariencia tan opuesto a los fines evolutivos?).
En este sentido voy a basar mi argumentación completamente en el trabajo de Denys de Catanzaro, un investigador de la Universidad McMaster, en Canadá. El trabajo en concreto es el siguiente: http://www.ehbonline.org/article/0162-3095(91)90010-N/abstract y podéis descargar el paper de un modo gratuito desde aquí.
En realidad ya antes de leer este trabajo tenía preconcebida la siguiente hipótesis sobre el asunto:
¿Podría ser el suicidio un acto programado evolutivamente al estilo de la apoptosis celular? Es decir; que sea un mecanismo instalado a priori por el proceso evolutivo, el cual se "active" de modo autónomo cuando un organismo (en este caso un hombre) se "sienta" (no necesariamente de un modo racional) perjudicial para los fines evolutivos.
Pero fue tras leer un fenomenal (como siempre) artículo en el blog Evolución y Neurociencias, cuando Pitiklinov me recomendó leer el trabajo de De Catanzaro que finalmente resulta ir muy en la línea de esta hipótesis de partida que llevaba tiempo rumiando.
Voy a continuación a hacer un pequeño comentario de divulgación sobre este importante (en mi opinión) trabajo de investigación pero para que podáis entender bien a fondo de lo que hablo, sería muy recomendable que leyeseis primero por vosotros mismos el trabajo.
Pues bien. Ciertamente, y tal y como explica De Catanzaro, sería muy sencillo desde una perspectiva evolucionista que una serie de circuitos neuronales (instintivos) hayan aparecido para favorecer con su función, primero: una autointerpretación instintiva (a partir de diversos inputs externos) de nuestra capacidad efectiva como soma para favorecer la perpetuación de nuestra línea germinal, y segundo: un método autónomo que actúe cuando esta autointerpretación sea muy negativa. Este "dispositivo" se encargaría de inhibir (atenuar) por un lado el instinto de autoconservación, y por otro de incrementar nuestra capacidad de autolesión (o autodestrucción). Todo esto, que así dicho de prisa puede sonar complejo, es lo tratado extensamente en el paper a partir de un modelo matemático bastante claro.
No voy a entrar aquí a explicar a fondo este modelo porque para eso os enlazo el trabajo original ;), pero sí quiero indicar brevemente cómo todo este modelo biológico se basa en el hecho de que es factible que ciertos organismos multicelulares dispongan de circuitos (heurísticos) neuronales capaces de estar atentos a lo óptimo que es el soma del individuo para favorecer los fines evolutivos de perpetuación, y que, en caso de que el individuo en cuestión no aporte nada directamente (capacidad residual de procreación casi nula) y de que tampoco lo haga indirectamente (mediante el cuidado y ayuda efectivo de seres con un parentesco lo suficientemente cercano), este heurístico "salte" y modifique ("intencionadamente") los niveles de ciertos neurotransmisores de modo que se facilite bastante la capacidad de autodestrucción del organismo en cuestión (llegando incluso al suicidio).
Es de destacar por supuesto la evidente equivalencia (o como poco gran similitud) entre este modelo de De Catanzaro (que se basa en una ecuación fácilmente implementable, por cierto, en una red neuronal) y el modo en que ciertas células de un organismo multicelular realizan el proceso natural de apoptosis. Porque es un hecho bastante bien estudiado que cuando una célula perjudica más que favorece al conjunto del cuerpo (que se puede entender como una sociedad cooperativa de células), este mecanismo automático de apoptosis se pone en marcha favoreciendo la autodestrucción de dicha célula "perjudicial", y del mismo modo, es muy posible que cuando un soma completo "interprete" que perjudica más que favorece (dando un resultado negativo en la ecuación aproximativa del modelo de De Catanzaro) es lógico pensar que la evolución haya preparado también un mecanismo similar que favorezca que ese soma completo (y no sólo ya una pequeña parte de él) se proponga desaparecer cuanto antes.
El modo concreto en que tales heurísticos podrían evolucionar sería muy parecido al modo en que ciertos mecanismos reflejos lo hacen (como por ejemplo ocurre con las "pequeñas" redes neuronales encargadas del movimiento reflejo que nos hacen apartar de manera autónoma la mano de objetos muy calientes). Por lo tanto este trabajo se correlaciona bastante bien con la hipótesis intuitiva de partida, y de hecho parece reafirmar que el suicidio (los actos de autodestrucción personal, en general) podrían tener una base fisiológica (programación instintiva evolutiva) muy fuerte y directa.
Es quizás ésta una perspectiva poco agradable para nosotros como personas (que no sea tanto la razón sino el instinto el encargado de hacer a ciertas personas dar el salto hacia el suicidio), pero es no obstante una teoría muy interesante y viable biológicamente, la cual no es para nada descartable sin más (insisto una vez más en lo sencillo que sería que una pequeña red neuronal se encargara en nuestro cerebro de "computar" una ecuación similar a la del modelo propuesto por De Catanzaro, y que cuando el resultado de su procesado fuese "negativo" se favoreciese una modificación en las sinapsis adecuadas para desencadenar un proceso de estrés, depresión, y tendencia a la autodestrucción; es decir; una apoptosis del organismo completo).
Es más, quizás algún día (no necesariamente muy lejano) lleguemos a descubrir algunos de estos circuitos impulsores de comportamientos de autolesión conforme conozcamos mejor la tarea concreta de todas esas pequeñas redes neuronales que poseen funciones propias y bien diferenciadas en nuestro cerebro. En este sentido es por tanto bastante plausible que en algún momento podamos comprender (e incluso modificar) fisiológicamente el modo en que se desencadena un acto tan contraintuitivo como el del suicidio (al menos, tan bien como comprendemos el modo en que se desencadena la apoptosis celular).
Nota:
Existen otros trabajos aparte del de De Catanzaro que hemos comentado en este artículo que hablan en un tono bastante similar sobre el asunto del suicidio. Tenemos, por ejemplo, un estudio bastante actual que viene de hecho a reforzar todo lo dicho en esta entrada. En concreto se trata de este paper de Joiner, T. E., Hom, M. A., Hagan, C. R., Silva, C. titulado "Suicide as a Derangement of the Self-Sacrificial Aspect of Eusociality" y publicado en la Psychological Review (2016). DOI: 10.1037/rev0000020.
Grosso modo comentar por encima que este estudio de la Florida State University de EEUU viene a decir que las muertes por suicidio en el ser humano podrían compartir la misma base natural que la extendida práctica del autosacrificio en los animales eusociales (categoría en la cual también se encuentra nuestra especie).
Comentarios
A modo de anexo comentar que el suicidio es científicamente "problemático" porque exige una explicación a la pregunta de por qué la evolución no ha protegido completamente a nuestra especie de esta conducta en principio tan "poco natural" con la suficiente eficiencia (el suicidio de hecho es una de las causas de muerte no natural más importante):
- Una posible respuesta es que no ha existido en la historia evolutiva del género homo suficiente presión selectiva como para que la evolución haya necesitado reforzar un método de prevención más eficiente (es decir, que el número de personas que se suicidan antes de la edad fértil ha sido históricamente tan "bajo" que no ha supuesto una presión selectiva suficiente como para que se hayan "puesto" más medio naturales).
- Otra posible explicación es que sí ha existido tal presión selectiva, pero que la evolución ha hecho lo mejor que ha podido: es decir, que los métodos naturales que previenen nuestra autolesión son los más óptimos que ha logrado el proceso evolutivo hasta la fecha (a pesar de que aún muchos "logren" finalmente su autoaniquilación). En este sentido es muy interesante los estudios de la investigadora Tali Sharot y su tesis que habla de que todos nacemos con un marcado sesgo hacia el optimismo que nos permite sobrevivir ante las situaciones más trágicas imaginables (y a pesar de nuestra consciencia). Esta tesis está resumida en el recomendable libro de la autora: "The Optimism Bias: A Tour of the Irrationally Positive Brain".
- También es posible que la explicación sea una mezcla de las dos propuestas anteriores: hubo una presión no demasiado grande que se logró apaciguar hasta un nivel "aceptable" mediante diversas técnicas cognitivas como por ejemplo la del sesgo del optimismo.
- Finalmente tenemos la tesis comentada en este artículo (defendida por varios investigadores y centros de renombre) que hablan de que la conducta del suicidio podría incluso haber sido seleccionada positivamente ("buscada y mantenida") durante nuestro proceso evolutivo. En este sentido, grosso modo, se habla de que esta conducta de autodestrucción personal podría tener "beneficios" para el conjunto de la especie (para el acervo génico en realidad) del mismo modo que la autodestrucción de una célula individual (apoptosis) tiene beneficios para el conjunto del organismo. En pocas palabras: que un sistema autónomo podría evaluar de continuo nuestra "utilidad" evolutiva (algo similar a lo que entendemos por autoestima pero aconteciendo de manera inconsciente), y que ante claros signos de ineficacia o "perjuicio" respecto al resto de la sociedad, un sistema instintivo impulsaría de manera natural un proceso de estrés, depresión, y finalmente autolesión y aniquilación (similar a lo que le ocurre a la célula que se convierte en un perjuicio para el organismo). Este meticuloso proceso de autoinspección y autodestrucción habría sido finalmente seleccionado por la evolución del mismo modo en que fue seleccionado el proceso de apoptosis (y por las mismas causas últimas).
#3 Las posibles bases psicológicas que comentas en todo caso serían bases biológicas o fisiológicas. Bases que se podrían anular fácilmente con medicación y que habría que demostrar. No está empíricamente demostrado que las células de un ser humano por causas evolutivas, no degenerativas o por enfermedad, sean capaces de interferir en su pensamiento para que quieran provocar un suicidio del individuo. El autosacrificio en los animales es para proteger a un individuo o varios de su especie, sobre todo si son sus crías, y si son eusociales para proteger la especie dentro de una comunidad cooperativa. La apoptosis normalmente es un proceso que da ventajas al individuo durante su ciclo normal de vida, como eliminar tejidos dañados, o, por ejemplo, en los renacuajos la reabsorción de la cola, o en los seres humanos la eliminación de las membranas interdigitales en la formación de los dedos en el feto. No está demostrado que se active para la eliminación completa del propio individuo de forma intencionada, que como tú dices iría en contra de la teoría de la evolución aceptada actualmente, que combina las propuestas de Darwin y Wallace con las leyes de Mendel.
El suicidio se produce cuando el sufrimiento y el dolor de un individuo es tal que desea terminar con esa agonía con la no existencia porque no vislumbra otra solución. Lo más parecido para entenderlo de una manera empática sería lo que pasó con los individuos que se lanzaron desde las torres gemelas porque no podían soportar el calor, la asfixia y el quemarse vivos. En el suicidio habitual, la causa de ese sufrimiento, aun teniendo una base fisiológica (ELA, paraplejia, etc.), está acompañada de un dolor emocional fruto de pensamientos suicidas, por una depresión por ejemplo, que causan más dolor emocional entrando en un círculo vicioso de sufrimiento. Otra cosa serían los suicidios espontáneos al reaccionar ante una muerte inminente, el descubrimiento de los demás de algún secreto inconfesable o un desequilibrio total ante una situación no controlable. Lo normal es que esa carga emocional y el sufrimiento, por unos pensamientos destructivos, terminen desembocado en un dolor general no localizable que empuja al individuo a quitarse la vida como alivio. Las personas con tendencias suicidas tienen tratamiento químico y terapéutico que suelen funcionar a largo plazo si se trata a tiempo. https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/suicide/symptoms-causes/syc-20378048
#2 Te has quedado en las posibles bases psicológicas en las que no he entrado y sobre las que no trata el artículo.