Hace 2 años | Por sordo a elconfidencial.com
Publicado hace 2 años por sordo a elconfidencial.com

En 1991, un anónimo dio el chivatazo de que una empresa minera encontró unos huesos cerca de Madrid. Así surgió Batallones, el mejor yacimiento mundial del Mioceno superior

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sotillo

Este salió a la luz gracias a la implicación de alguien que sabía que se jugaba algo quizás más grande que su trabajo, lo que me llega a pensar en cuanto se ha destruido sin que tengamos conocimiento ni se impliquen los responsables por que esto no suceda

D

"Aquel directivo de Tolsa, que nunca salió del anonimato, es como el monumento al soldado desconocido de la paleontología española. Gracias a su traición, y a la posterior cooperación de la minera, algunos de cuyos operarios de excavadora acabaron desarrollando un ojo finísimo para identificar posibles cambios de color en el suelo"

"A diferencia de las cuevas 'duras' formadas con materiales carbonatados, las de Batallones están hechas con sedimentos detríticos, principalmente arcillosos. Estas suelen ser menos resistentes y tarde o temprano suelen colapsar. En este caso concreto no lo hicieron, sino que se rellenaron con los cadáveres de animales atrapados a lo largo de muchos milenios en una 'stracciatella' mineral que los conservaba casi intactos. Estas cavidades de sílex estaban envueltas en sepiolita, un material que atrapa el agua pero no se deshace en barro: por eso precisamente se usa para las camas de los gatos. Encontrar un 98% de carnívoros solo podía explicarse mediante la teoría de la trampa.

El escenario era, por tanto, idóneo. Pero algo más tuvo que pasar. Lo habitual en paleontología es encontrar animales en proporciones parecidas a la pirámide trófica: una grandísima mayoría de herbívoros y algún carnívoro suelto. El lobo y las ovejas, el león y los antílopes. Sin embargo, encontrar un 98% de carnívoros solo podía explicarse mediante la teoría de la trampa.

Sus pesquisas también le han llevado a concluir que los carnívoros entraron en los agujeros a por agua, más que a por comida, "porque ahí abajo no hemos encontrado apenas restos de carroña". "Los carnívoros entran pero no pueden salir porque la sepiolita húmeda es como jabón, son arcillas expansivas", explica el paleobiólogo. "Los carnívoros son más arriesgados para esas cosas, un herbívoro nunca entraría: piense en esos pasos canadienses que instalan para el ganado"."