El 25 de abril de 2007, David Finkel, redactor en The Washington Post y ganador de un Premio Pulitzer en 2006, escribía acerca de una de esas historias de la guerra que se antojan espléndidas metáforas de la ambivalente condición humana.
Hay niveles de consciencia, hay personas más vivas que otras. Puede que algún vecino del piso de abajo sea un zombis y entonces tú si estarás viviendo sobre un cadáver. Cuando vas por la calle no creas que todos los seres humanos que se mueven están vivos, si acaso estarán vivos el 10% y el resto son muertos vivos robotizados que pasan por este mundo sin haberte enterado que una vez existieron, robots al servicio de las multinacionales y del gran capital.
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Hay niveles de consciencia, hay personas más vivas que otras. Puede que algún vecino del piso de abajo sea un zombis y entonces tú si estarás viviendo sobre un cadáver. Cuando vas por la calle no creas que todos los seres humanos que se mueven están vivos, si acaso estarán vivos el 10% y el resto son muertos vivos robotizados que pasan por este mundo sin haberte enterado que una vez existieron, robots al servicio de las multinacionales y del gran capital.