Hace 2 años | Por rubianes a meneame.net
Publicado hace 2 años por rubianes a meneame.net

La tristemente célebre Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género — abreviada como LIVG o VioGen, sí ha conseguido algo, que la gente no parece haber visto, ha conseguido cambiar el miedo de bando. De momento no mucho más.

Comentarios

jobar

#4 Pues, curiosamente muchas de las conversaciones entre denunciantes y otros abogados eran: ¿crees que si retiro la denuncia se acabará todo esto? Con parte médico y todo.

Por no hablar de las veces que tú sabiendo la historia, incluso habiendo sido testigo, acompañas a la víctima a la declaración y delante del juez ves como incomprensiblemente empieza a dulcificar la versión y a excusar al agresor. He llevado pocos procedimientos de violencia de género pero me he pateado los juzgados y no ves mentes maquiavélicas, no ves ese deseo de venganza o de ira que ves en otro tipo de delitos, la mayoría de las que ves son mujeres aterrorizadas o incluso avergonzadas por que esa situación les esté pasando a ellas.

dav

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rubianes

#1 algo no me ha salido bien!!!

jobar

Si alguien quiere ver lo que es el miedo, que se pase una mañana por un juzgado de violencia y vean las caras de auténtico pánico de las denunciantes cada vez que se abre la puerta por dónde entran los detenidos y creen que van a ver al su pareja.

Cuando ves día tras día las mismas reacciones en distintas caras sabes que algo pasa. Ese terror que se respira en las salas de espera está muy lejos de la imagen de novia despechada que denuncia por maltrato porque son muy malas.

Xergi

#3 Ya te digo, esa cara que describes se la vi a una amiga que estaba esperando... no quería, pero le denuncio al fin, Le había mandado a la mierda por wassap, como se podía describir el horror por lo que allí sucedía, el sufrimiento con mayúsculas que se vivía entre esas cuatro paredes. Lo dicho, le faltan aliens; pero en si la historia, no ta'mal, puede que emocione a Spielberg

Davidavidú

Claro, nacer hombre es un pecado original que ni el bautismo puede borrar.

Si no hubiera visto cómo ni madre destrozó la vida de mi padre hasta el final con humillaciones constantes. No le dejaba ni conducir y ella conducida como el culo; si no me hubieran descartado de entrevistas de trabajo por ser hombre ya que buscaban subvenciones para mujeres; si no hubiera visto como por una agresión de una madre una compañera maestra de trabajo le hacían un parte de lesiones y cuando me pasó a mí me echaron como un perro del centro de salud (me acompañó la misma compañera a la que yo había acompañado antes y flipó). ¿Miedo y bandos?
No, solo asco ante todas las injusticias.