Hace 1 año | Por elGude a elpais.com
Publicado hace 1 año por elGude a elpais.com

En 2006, una chica del Reino Unido confesó que su padre estaba abusando de ella. Su madre no la creyó. La muchacha decidió dejar una cámara grabando en su habitación toda la noche. En plena madrugada, su padre entró en el cuarto y volvió a abusar de ella. En el vídeo solo se podían ver los antebrazos y las manos del agresor. La policía llamó a Sue Black, una antropóloga forense que se había pasado décadas identificando cadáveres sin nombre;

Comentarios

elGude

El análisis de Black confirmó que el padre era el agresor, y así lo explicó ella misma ante el jurado. Era la primera vez que se usaba ese tipo de prueba en el Reino Unido.

Pero el veredicto fue no culpable. Black, asombrada, le preguntó al fiscal qué habían hecho mal. “Nada”, le respondió. “El jurado no creyó a la chica porque no se echó a llorar”.

D

#1 es lo que pasa cuando una mujer víctima de un delito sexual no está a punto del suicidio. Que miente o bien es una pita que deseaba realmente esa relación y ahora se arrepiente tratando de joder la vida de un pobre hombre.
En el extremo opuesto, cuando una víctima decide que se toma la justicia por su mano, es una puta loca peligrosisisima.

Porque el paradigma sigue siendo virgen o puta. Una víctima de verdad estaría traumatizadisima bajo el canon prefijado del imaginario colectivo. Y si simplemente es resiliente o combativa, no encaja en ese perfil, ergo no es víctima.

arturios

#1 Esta es la parte más tremenda del artículo, y eso que tiene partes muy gores, como la de las dos cabezas en descomposición en su maleta.

Xenófanes

Pensaba que este tipo de identificaciones serían más comunes. Por poner un ejemplo se puede usar la huella que dejan las orejas.

https://elpais.com/politica/2018/04/05/diario_de_espana/1522935501_773290.html