Hace 4 años | Por --629612-- a amp.elperiodico.com
Publicado hace 4 años por --629612-- a amp.elperiodico.com

La Audiencia condena a la parroquia del Pilar de Catarroja a devolver a un empresario el dinero que prestó al cura para hacer obras en el templo

Comentarios

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#2 Pero en este caso el sacerdote ya había devuelto 793.126,26 euros mediante pagos sucesivos de cantidades prestadas a la parroquia como consecuencia de las obras que se realizaron «sin tener liquidez para abonarlas». En consecuencia, dice la Audiencia, no puede estimarse que este acuerdo fuese «perjudicial para la situación patrimonial de la persona jurídica», en este caso, la parroquia del Pilar de Catarroja.

Por tanto, la sala considera que no ha quedado acreditado que el empresario que hizo de prestamista «se haya enriquecido por el hecho de pactar un tipo de interés superior en un punto porcentual a las pólizas» que el Arzobispado tiene suscritas con entidades bancarias.

Parece que no le queda otra que apoquinar y pagar ese dinero-

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«Vinculación espiritual»
La sentencia también destaca que el empresario no se dedica profesionalmente al mercado de dinero, es decir, «a convenir la entrega de dinero a cambio de su devolución más un precio, sino que su actividad social es el transporte, habiendo prestado el dinero a la demandada por la vinculación espiritual que tanto su gerente como a la esposa» tenían con la parroquia.

Por tanto, al no tratarse de una relación de consumo, rechaza todos los argumentos defendidos por el Arzobispado de Valencia durante el juicio. Solo queda por determinar la cantidad final a pagar por las costas.


Al César lo que es del César y a dios lo que es de dios...no hay más.

D

#1" este sacerdote carecía de capacidad y de los conocimientos financieros necesarios para valorar el alcance de lo que estaba firmando. Según el Arzobispado, las condiciones que impuso esta empresa de transporte eran «abusivas» e interpretaba que el contrato era nulo."
La vinculación espiritual era con el dinero y a los tontos ordinarios ya los ha ordeñado la banca, sin faltar a nadie y yo me incluyo

D

y por ende, lo pagamos todos los españoles