Pues si, yo era relativamente feliz el año pasado con pandemia y todo, Pero en el mes de enero todo cambió, siete personas de mi familia se enfectaron el día de Reyes, entre ellas mi madre y yo. Las dos fuimos ingresada, yo con nemonía bilateral, ella esta en un hospital distinto, quince días despues a mi me daban el alta y aquella madrugada nos llamaron paradecirnos que mi madre había muerto. A raiz de aquello enel que no puede despedirme, ni estar cn ella y ni siquiera pude acudir al entierro, empece a encotrarme mal, tuve secuelas muy fuertes de dolores durante seis meses. Cuando empezaron a remitir los dolores (aun me queda algunas secuelas, como no poder caminar como antes sin ahogarme), me cayó una depresión y ataques de angustia muy fuertes, estuve durante los meses de julio y agosto en cama. Ahora estoy algo mejr aunque nno del todo, voy una vez cada quince días al piquiatra y me va subiendo o bajando la dosis de ansiolitos y antidepresivos según necesidades. Estoy vacunada las dos veces y me pienso poner la tercera dosis cuando me toque. Lo he pasado tan mal que no deseo ni a los antivacunas que pasen por lo mismo que yo.
Se le sigue dando muy poca importancia a la salud mental en España. Debería haber planes de prevención antes de llegar a un diagnóstico de ansiedad o depresión, incluso talleres de educación en los institutos igual que se dan talleres de educación sexual.
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Pues si, yo era relativamente feliz el año pasado con pandemia y todo, Pero en el mes de enero todo cambió, siete personas de mi familia se enfectaron el día de Reyes, entre ellas mi madre y yo. Las dos fuimos ingresada, yo con nemonía bilateral, ella esta en un hospital distinto, quince días despues a mi me daban el alta y aquella madrugada nos llamaron paradecirnos que mi madre había muerto. A raiz de aquello enel que no puede despedirme, ni estar cn ella y ni siquiera pude acudir al entierro, empece a encotrarme mal, tuve secuelas muy fuertes de dolores durante seis meses. Cuando empezaron a remitir los dolores (aun me queda algunas secuelas, como no poder caminar como antes sin ahogarme), me cayó una depresión y ataques de angustia muy fuertes, estuve durante los meses de julio y agosto en cama. Ahora estoy algo mejr aunque nno del todo, voy una vez cada quince días al piquiatra y me va subiendo o bajando la dosis de ansiolitos y antidepresivos según necesidades. Estoy vacunada las dos veces y me pienso poner la tercera dosis cuando me toque. Lo he pasado tan mal que no deseo ni a los antivacunas que pasen por lo mismo que yo.
Se le sigue dando muy poca importancia a la salud mental en España. Debería haber planes de prevención antes de llegar a un diagnóstico de ansiedad o depresión, incluso talleres de educación en los institutos igual que se dan talleres de educación sexual.
El confinamiento, el aislamiento y el bombardeo mediático de terror son formas de tortura.
Mucha gente ya tenía ansiedad acumulada de antes. Porque ahora parece que el mundo era la panacea antes del coronavirus.
Saludos.