Hace 8 años | Por --461447-- a ariet.cat
Publicado hace 8 años por --461447-- a ariet.cat

Estos últimos meses, tan movidos en cuanto a política parlamentaria principatina, han sacado a la luz algunas muestras bien explícitas del patriarcado profundo en que vivimos. Ahora que la rabia y la indignación ya no me hierven en la cara, puedo intentar poner palabras a lo que, desde la conciencia feminista, sólo se puede entender como una ola gigantesca de violencia machista. Traducción en #1

Comentarios

Azucena1980

Sí, Carmena. Si no, no se entiende lo de los reyes magos.

D

No no no no no noooooo

La maldad reside en el pene, no lo olvidemos.

D

Traducción:

Estos últimos meses, tan movidos en cuanto a política parlamentaria principatina, han sacado a la luz algunas muestras bien explícitas del patriarcado profundo en que vivimos. Ahora que la rabia y la indignación ya no me hierven en la cara, puedo intentar poner palabras a lo que, desde la conciencia feminista, sólo se puede entender como una ola gigantesca de violencia machista.

Que dentro de la CUP el blanco preferido de las burlas y estigmatizaciones son las militantes mujeres se ha visto claramente, no sólo estos días, sino desde que tiene representación parlamentaria. Y esto no sólo ocurre con la CUP, sino con todas las mujeres que están en primera línea política y que defienden una ideología de izquierdas, como Ada Colau, también es evidente. Los comentarios sobre el aspecto físico de las diputadas y de la alcaldesa de Barcelona, sobre sus movimientos corporales y cómo van vestidas, son una muestra tan evidente de machismo que sorprende que haya gente (sobre todo periodistas, pero también militancia tuitaire) que niegue el componente misógino de todo ello y defienda que si fueran hombres se harían los mismos comentarios.

La portavoz que salió a hablar después del Consejo Político de la CUP, sonreía como una encantada. Gabriela Serra, diputada que habló inmediatamente después, parecía una portera de discoteca, con los brazos cruzados. A Ana Gabriel, una de las caras más visibles de la CUP estos días, le han dicho de todo, lo más suave, que es un lobo con piel de cordero, voz dulce pero dura como una piedra por dentro, calculadora, fría , que disfruta con el conflicto y la tensión. Putas, traidoras, feas, mal vestidas, mandones, duras, culpables, culpables, culpables. Ninguno de estos adjetivos están aquí gratuitamente, sino que han sido parte de la munición que se ha lanzado no sólo contra la CUP, sino contra todo lo que representa, a través de medios de comunicación, redes sociales, etc.

Que Xavier Trias (CDC) vaya a una tertulia de radio y diga con voz burlona, que Ada Colau es "una señora muy mandona" y todo el mundo le ría la gracia, es de vergüenza. La caricatura constante de periodistas como Sebastià Alzamora (diario ARA) u otros en el hecho de hablar en genérico femenino, o de defender el feminismo como una lucha inseparable de cualquier proceso de emancipación, son otra muestra de machismo más refinado, que lleva implícita la idea de que las mujeres, si hacemos política, queremos imponer a los hombres ya cuestiones más importantes para el conjunto del país que no el feminismo. Que, al fin y al cabo, es una cuestión de mujeres.

Que todo esto además esté pasando en 2015, el año que ha habido más feminicidios en los Países Catalanes y al Estado, y que esté pasando en 2016, que comienza con más mujeres muertas, me parece especialmente grave. Porque todo forma parte del mismo hilo que teje el patriarcado y que nos hace sumisas, temerosas de salir a la arena pública, inseguras con nosotros mismos, débiles, pequeñas, discretas, rehuyendo la confrontación, hábiles oyentes de los conflictos mundiales pero nunca narradoras con voz propia.

Este hilo que lo liga todo comienza cuando nacemos y nos educa como se nos educa, y continúa con los prejuicios sociales con los que crecemos, y con el autoodio que se nos impone si nos atrevemos a pensar o ir más allá , al sentimiento de culpabilidad para actuar mal, a aceptar las opiniones masculinas siempre más entendidas y sabias que las nuestras, a aceptar como un hecho natural que somos propiedad de nuestra pareja (hombre, claro), que nuestro cuerpo es importante para los otros, y que, finalmente, si recibimos alguna vez, es porque cuando llevamos situaciones al extremo hay hombres que no saben más, de comunicarse. Y si os parece que exagero, observe como se tratan mediáticamente los asesinatos de mujeres.

Me indigna que en conjunto haya tanta permisividad, e incluso se vean como normales las descalificaciones sexistas contra las mujeres que están en primera línea política, y que después se hagan tantos discursos cuando hay un nuevo femincidi.

Los insultos y los feminicidios son lo mismo. Forman parte del mismo, de una larga tradición de odio y violencia contra las mujeres, y sobre todo contra las que intentan romper las cadenas de la sociedad patriarcal. Y hacer ver que son actitudes individuales y no tratarlo como un hecho social, estructural, colectivo, es hipocresía patriarcal de la más barata. Nada nuevo, vaya.

Mucha fuerza a todas las mujeres que luchamos por un mundo no patriarcal, y sobre todo un abrazo de sororidad a Anna, Gabriela, Eulalia, y todas las compañeras que ante el linchamiento público no se arrugan y persisten firmemente.

Die_Spinne

Se puede ser mujer, poderosa y femenina. Se puede ser lo que se quiera pero si una tiene un aspecto "raruno" o lee como una niña de 3 años (verguenza ajena de Anna Gabriel en la sesión de investidura) pues nos metemos con ella no por mujer sino por lo que es, hace..