Hace 7 años | Por nachose a deportes.elpais.com
Publicado hace 7 años por nachose a deportes.elpais.com

Marieke Vervoort cumplió 37 años hace tres meses, pero ya sabe dónde quiere que lancen sus cenizas cuando muera. Tiene un rostro juvenil, el cabello corto y rubio y la risa fácil. Tiene dos medallas olímpicas, un perro llamado Zen del que apenas se separa y una figura de un Buda que le inspira paz. También la mitad inferior del cuerpo paralizado, una visión reducida al 20%, dolores que le impiden dormir durante largas noches y un papel con su firma que autoriza a un médico a ponerle una inyección para acabar con su vida cuando lo desee.

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