El episodio refleja el afán de los exmilitares de recurrir al Rey con fines políticos y el de Vox de erigirse en “brazo político” de la milicia, como ha hecho históricamente la ultraderecha. cómo dinámicas del siglo XX (el recurso castrense al ‘Rey-soldado’ y la acción de la ultraderecha como ‘partido militar’) se adaptan al XXI: el fin de las misivas al monarca ya no es que este actúe en consonancia, sino marcar la agenda política, lo que solo puede beneficiar a Vox. El ruido de sables se ha transformado ahora en ruido en las redes.
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Lo que ha quedado claro es que el rey se deja querer por esa chusma, lo que indica que se identifica con ellos. Echémonos a temblar los que formemos parte de los 26 millones de 'sobrantes'.