Hace 3 años | Por xizor a lainformacion.com
Publicado hace 3 años por xizor a lainformacion.com

El mes de agosto es propicio para los excesos. El calor junto al bajón de la actividad lleva a medio país a sestear o estar en remojo durante el día y, en cambio, aprovechar el fresco de la noche para todo tipo de actividades. Es un mes en el que predomina el hedonismo y este año, a pesar de la pandemia, ha seguido siendo así.

Comentarios

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Hemos estado sordos, pero no para la llamada al disfrute sino para escuchar los avisos que nos alertaban del peligro.

Y no han sido pocos. Primero fue el informe de coyuntura con los datos del desplome del PIB en más de un 18%, luego el adelanto de la caída de la recaudación en casi un 20%, el informe de la CEOE tasó en un millón y medio los empleos perdidos por el confinamiento y finalmente la AIREF alertó que más de 22 millones de españoles viven del Estado (3,5 millones de funcionarios, 10 millones de pensionistas, 4 millones de trabajadores en ERTE y cerca de 5 millones de desempleados cobrando subsidios o nuevas ayudas). Pero nosotros, con tapones de cera, no oíamos nada porque lo importante era divertirse en agosto.

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Volviendo al informe de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal qué difícil será, más allá del componente religioso, promover una cultura de la ética del trabajo en nuestro país con tan pocos españoles trabajando. Lo grave no es que en agosto casi nadie haya trabajado, bien sea por las vacaciones o por la crisis del turismo, sino que la tormenta perfecta (que explica magistralmente el economista Ignacio Marco-Gardoqui) está ya aquí. A saber: desempleo masivo, pobreza máxima, envejecimiento poblacional, recaudación mínima y recesión inaudita. Si traducimos esto a números, la realidad hoy en día es que la mitad de los 47 millones de españoles viven de lo público, exactamente el Estado es el empleador/pagador de 22,650 millones de personas, que suponen el 48,90% de la población española. Mientras tanto, la población ocupada -sin contar los funcionarios- apenas son 14 millones, es decir solo una de cada tres personas trabaja en nuestro país o si lo prefieren el 70% o vive del Estado o de su familia, pero no de su trabajo. Difícil no, imposible, promover así una ética del trabajo. Difícil no, imposible lograr, en este mes de agosto de la pandemia, un país emprendedor y decente (en su cuarta acepción de la RAE). Difícil no, imposible jugárnoslo todo a la ficha del plan europeo "Next Generation". Porque el problema seguirá ahí y no es otro que cada vez es más difícil trabajar en nuestro país.


O se sube el límite de 500 caracteres de la entradilla o se quita la regla del microblogging, porque no se puede hacer un resumen como es debido de las noticias.

squanchy

#1 Cuánta razón. Te ha quedado un trocito de artículo sin poder copiar/pegar.

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#2 podría haberlo resumido en la entradilla, pero habría sido microblogging. Así que a cortar y pegar...

io1976

"el trabajo bien hecho es una virtud ya que tiene un beneficio social" sobre todo si el empresario paga acorde al trabajo bien hecho y fiscaliza lo que corresponde por él, justo lo contrario de lo que pasa en la mayoria de las pymes y algunas grandes empresas en España.

averageUser

el Estado es el empleador/pagador de 22,650 millones de personas, que suponen el 48,90% de la población española. Mientras tanto, la población ocupada -sin contar los funcionarios- apenas son 14 millones

Esto es insostenible si el estado sólo se financia con impuestos a la actividad económica ajena. Obviamente que el estado posea compañías que den beneficios para financiarse es una locura absurda porque lo dice el signo de los tiempos dictado por uno señores que quieren controlar todo el dinero a su aire así que...

Seguramente profundizando en el tema resultará que la virtud para este señor es que se trabaje para otro en lugar de para todos, lo de siempre. La ética del trabajo es que trabajes fuerte y bien... para mi.