Gentes de muy diversas zonas del Estado español iban llegando, preguntando, intercambiando palabras y teléfonos, complicidades tejidas a lo largo de los años y esperanzas con aquella convocatoria que podía iniciar la posibilidad de otra forma de tratarnos entre los marxistas. Teníamos por delante una enorme tarea, la de levantar una nueva cultura de relación entre comunistas sin y con carné. Una cultura de encuentro, vocación de compartir, deseo de contaminarnos mutuamente para enriquecernos y aprender todos con cada aportación, capacidad...