La humanidad nunca ha conocido una época libre de farsantes. Los encontramos en la Ilíada, la Odisea, la Biblia… y en cualquier otra obra que se quiera consultar de la antigüedad. Desde los albores del tiempo han viajando por el mundo perpetrando insidiosas engañifas, adaptándose a las circunstancias cual virus maligno. Son la mala hierba que nunca muere.
Gracias a los ferrocarriles, la veloz navegación a vapor, pero también gracias a la ausencia de cámaras fotográficas portátiles, radio, televisión, ordenadores o teléfonos móviles, a lo largo del siglo XIX y la primera mitad del XX, un embaucador podía viajar tranquilamente por el mundo desvalijando a cualquier incauto que se le pusiera a tiro. Ahora, con internet, selfies y las redes sociales, se diría que ya no debe de resultarles tan fácil desempeñar su delictiva labor. Nada más lejos de la verdad.
Comentarios
Gracias a los ferrocarriles, la veloz navegación a vapor, pero también gracias a la ausencia de cámaras fotográficas portátiles, radio, televisión, ordenadores o teléfonos móviles, a lo largo del siglo XIX y la primera mitad del XX, un embaucador podía viajar tranquilamente por el mundo desvalijando a cualquier incauto que se le pusiera a tiro. Ahora, con internet, selfies y las redes sociales, se diría que ya no debe de resultarles tan fácil desempeñar su delictiva labor. Nada más lejos de la verdad.
leyendo la entradilla bien podria tratarse de un articulo sobre el director de este panfleto.
#0 Falso tertuliano es un pleonasmo, que lo sepas