Tres semanas después de su llegada, continúan viviendo en el albergue de El Revellín y siendo asistidos por Cruz Roja...Sin embargo, el dolor se asoma a los ojos de Shaymaa Hamad cuando anuncia que no tiene posibilidad de contactar con la familia que aún le queda en Palestina y recuerda que su casa ya no existe... «No está siendo fácil para mi familia. Me preocupa especialmente que los niños no están en el colegio. Todo se ha parado para nosotros: no tenemos dinero, no tenemos nada».