Hace 9 meses | Por drogadisto
Publicado hace 9 meses por drogadisto

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C

Voy a releerlo varías veces, porqué es cojonudo.

Leyendo sobre el retorno energético de toda conversión de energía en Vaclav Smil, él definía la guerra como una conversión enfocada a la destrucción, tal cómo dices. Ahora bien, tal destrucción puede ser defendible en contextos primitivos en los que posibilitaba el acceso a recursos necesarios y excluyentes. Hoy día no es así, o al menos tal retorno energético en recursos ya sabemos para donde va. Eso es evidente. Cualquier defensa de la guerra moderna es, a mi entender, moralmente injustificable.

Creo necesario harmonizar el placer con sus efectos, con sus consecuencias más allá de uno mismo. Y eso abarca desde la relación con el panadero, la relación con tu pareja o la participación en ciertas acciones aparentemente neutras en singular, pero nocivas si se generalizan. Aciertas al decir que es difícil de ver, pero hay que currar en esa dirección.

Algo de esto toco por aquí:

VÍSPERA DE LO INCIERTO.
¿Hacia dónde vamos?
¿Cómo es posible el olvido del pasado?
El pasotismo hacia todo aquello ajeno me avergüenza de ser humano.

Y entiendo sus porqués,
Se que el interés es timonel,
Mera lucha por el poder,
Continuar respirando, motor superior al mal y al bien.

No hay moral,
Jamás la habrá, al menos en este ámbito, claro está.
Esta realidad obedece a otras reglas,
Es cruda y amarga, culpa de la necedad.
Relaciones de poder, selección grupal subyugada por el beneficio personal.

Ya decían sabios que es fácil manipularlos,
Pensaron soluciones, pero erraron.
Pues estas consistían en otorgar el poder a seres humanos sin antes educarlos.

¿Qué más da si son sabios?
¿Qué más da el conocimiento sino hay virtud ni juicio recto?
Hoy no me vale el utilitarismo, hoy no me vale el balance perdida-beneficio.
Hoy grito, llanto mudo, hoy rabia rezumo.

Aun así, dicha.
A su pesar, y gracias a mí, alegría.
Pues sé que son finitos mis días,
Que no hay nube que empañe mi omnipotencia divina.
Tengo la conciencia tranquila y las manos limpias,
Pues calculo más allá de lo que dan las vistas.

Aun así, aspiro a la empatía.
Gracias a tus enseñanzas, madre mía; el dolor la acción posibilita.
Confió en la difusión de la verdad, o más bien tengo fe a la que no quiero dejar marchar.

Pero sé que esta es parcial, parte de un mirar,
Perspectiva, imagen tras el cristal.
Aunque el asesinato de un hombre es real,
El valor de una vida jamás se resarcirá,
Única y demencial verdad, razón por la que la guerra siempre se ha de condenar.

Dirán que hay sensiblería, cuando lo que hay es valentía.
Dirán que es inútil oponerse a la inercia, yo digo: cobardía.
Dirán que ocurre en la lejanía, cómo si la interdependencia fuera una invención mía.
Dirán que no está en nuestras manos, lo está la acción, no el resultado.

Y en base a ello me levanto.
Trato de abrir los ojos y salir del rebaño,
No por vanidad, tan solo porqué es necesario.
¿Por qué es necesario que la gente sepa?
Porqué el saber es antídoto al miedo y la tristeza.
Porqué darse cuenta de la consecuencia es la única manera de modificar conductas concretas.

En este mágico mundo de mierda,
En este ambiguo mundo que posibilita mi existencia hay una de cal y una de arena,
Una ambivalente valencia.
El mañana no está escrito, el fatalismo y la apelación al miedo justifican sus arbitrios.

El pensamiento contrafactual es cárcel y libertad.
Sobre él, el humano ha construido este paraíso infernal.
Una mirada ecuánime aporta serenidad,
La coherencia en el obrar y el no causar mal son mis guías:
No os dejaré marchar—clama orgullosa mi vanidad.

drogadisto

#1 El último verso me ha recordado a un temita más bien viejo, como ya viene siendo uno: