Publicado hace 6 años por --556831-- a revistaelestornudo.com

Raúl Castro no tiene a quién dejarle Cuba. Habiendo gobernado la isla más tiempo que ningún otro hombre, salvo su hermano, Raúl llega al final de su supuesto último término como jefe del Estado sin saber muy bien a cuál de los serviles cortesanos que lo rodean va a entregar el país que él mismo heredó de Fidel, como si hubiera sido parte del tesoro de su familia. Todavía existe la posibilidad, aunque en apariencia remota, de que no pudiendo escoger un sucesor confiable entre tantos nadies, Raúl decida seguir siendo presidente de Cuba hasta el día en que se caiga muerto. Lo más probable, sin embargo, es que no teniendo ningún Salomón entre sus posibles herederos, nada más que alfeñiques, Raúl se resigne a ser sucedido, aunque sea, en un primer momento, solo formalmente, por alguien que, hasta donde se ve, tiene la edad adecuada y ninguna otra cualidad para gobernar Cuba en un momento en que ni Salomón sabría cómo hacerlo, el rigurosamente inocuo Miguel Díaz-Canel, que fue puesto en la posición de vicepresidente primero, para sorpresa del país y quizás de él mismo, cuatro años atrás.