Mucho se habló de los JASP en los 90. La generación mejor preparada que se iba a comer el mundo es ahora una generación de MASP (Maduros aunque ...) que se ha convertido en víctima de las políticas de reestructuración y de las evaluaciones del desempeño porque saben mucho, cuestan demasiado y su límite de aguante a las bromas y empanadas mentales, ha bajado siete octavas.