Esta mañana encontré en Menéame un envío cuyo título era "enlace eliminado por denuncia", y que en su cuerpo reproducía la misma frase www.meneame.net/m/elreverso/enlace-eliminado-denuncia Pregunté a @imparsifal , quien me respondió lo siguiente:
Era por un enlace a diario-red acusando de fascista a un usuario de X al que identificaban con nombre y apellidos, En el artículo había mucha información y fotos personales.
Como yo no accedo a la BBDD lo he editado para que apuntara aquí pero no funciona por ser enlace interno. Entonces he creado un enlace en el blog para estas urgencias:
blog.meneame.net/2025/01/01/enlace-eliminado-por-cuestiones-legales/
Updated: Veo que kutto ya la ha eliminado.
Usando google no tendréis ninguna dificultad para encontrar el artículo. Básicamente, Diario Red imputa a una persona con nombre y apellidos (y foto de su cara, aparte de múltiples datos sobre su trayectoria) la titularidad de una de las cuentas más famosas de la fachosfera en Twitter, cuenta evidentemente anónima. La investigación del periodista se centra en un blog asociado a la cuenta de Twitter, y que tiene un solo articulista, que da su nombre y apellidos. El periodista deduce que si sólo escribe una persona en el blog, tiene que ser la misma que se esconde tras la cuenta de Twitter, y rastrea por las redes hasta encontrar su profesión, antecedentes políticos y profesionales, y foto personal.
¿Es suficiente prueba la vinculación entre el blog de un solo autor y la cuenta de X para afirmar taxativamente que la misma persona está tras los dos? Es una prueba sólida pero no incontestable. Aunque es muy improbable, tal vez algún amigo o camarada ultra del titular de la cuenta de X montó el blog y le pidió que lo publicitase vinculándolo a su cuenta. Pero lo verdaderamente importante es ¿Tiene derecho Diario Red a publicar los datos personales de un ultraderechista que se esconde en las redes sociales tras un nick? Tanto con la justicia material como con el Derecho en la mano, pienso que no.
El derecho al anonimato en internet tiene una vinculación directa con el derecho fundamental a la intimidad (art. 18.1 de la Constitución) y las libertades fundamentales de expresión e información (art. 20). E implica que, si decides ocultarte para trolear, difundir información u opinar sin violar la ley, nadie puede quitarte la máscara y sacar a la luz datos tan vinculados a tu esfera privada como tu nombre o tus rasgos físicos. Si violas la ley, no obstante, el juez podrá ordenar a la policía que investiguen y requieran a los titulares de las webs donde has participado que les den tu IP, tu mail de registro y resto de datos que les permitirán identificarte. Pero sólo en ese caso. Este artículo sobre la cuestión, donde opina el famoso abogado Sánchez Almeida, es bastante ilustrativo www.huffingtonpost.es/politica/es-anonimato-redes-solucion-extremismo-
¿Tiene sentido, desde una perspectiva de justicia material, que alguien pueda vomitar bilis sin límite (más allá del respeto a la ley), rebuznar y hacer el simio oculto a la vista de todos? Sin duda.
Primero porque, gracias a ese marco jurídico, otros pueden criticar a sus jefes, revelar datos sobre explotación laboral o mal funcionamiento de la Administración, informar sobre conductas racistas, subir vídeos sobre brutalidad policial que grabaron con sus móviles clandestinamente y dar sus opiniones sin ser despedidos o sufrir represalias. Si les quitamos eso, perderemos riadas de datos e ideas esenciales para formar una opinión pública libre.
Y segundo porque las libertades de expresión e información abarcan las anteriores conductas, tanto si se realizan para mejorar la sociedad como para desahogarte o comportarte como el más ruin y mezquino de los mortales. Y no tenemos por qué pagar el altísimo peaje de perder el anonimato por ejercer un derecho fundamental.
Así que, sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo con la decisión de los admin de Menéame de eliminar el envío. Yo estoy lo suficientemente loco como para trolear, discutir con troles y decir todo lo que se me pasa por la cabeza en redes a cara descubierta. Pero muchos otros no quieren o no pueden. Desde gente heroica a gente despreciable. Y los derechos fundamentales son conquistas elementales que nos protegen a todos, y que nadie, ni el más infame, debe perder jamás.