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Dicen que el tiempo y el conocimiento son la penitencia a mi pecado: depredar a los ajenos, depredar a los iguales, depredar a los depredadores... Eso tengo oído, sí. Y el caso es que lo creo, pues aunque fue hace mucho tiempo, tanto que no recuerdo si quemaban más las llamas que tomé de Prometeo o la manzana aquella ardiente que Eva me endiñó bajo un árbol del prado (juraría que fue en un prado, pero pudo ser en otro sitio, acaso un cuadro, no sé…), lo que sí me quedó claro es que al enfrentarme a aquel carnero descubrí algo importante, algo que se quedaría encaramado a mi destino, eso mismo que llevo ahora en la chepa como un sapo dispuesto a dar el salto: la guerra.La guerra sí, qué tiempos… Va, pues me parece que después de aquel carnero no tardé ya en enfrentarme allí al equino, y al bovino, al puerco, al lobo y al felino… Y en éstas, cuando hube eliminado a mis competidores inmediatos, cuando alcancé el puesto aquel más elevado de la hermosa creación y me coroné rey indiscutible de todo lo evidente, entonces y solo entonces me paré a pensar: «Pero, ¿y quién es ahora mi enemigo? ¿Quién? A ver… ¡que salga!» Y al no salir ninguno, perplejo y contrariado decreté enseguida la creación de urgencia de mí mismo, del mundo y de dios. Y satisfecho ante mi obra ya me declaré enemigo eterno de todo lo creado. Sí, de todo, y fue un alivio.
Yo también lo recordaba, y ese viaje al absurdo para volver a la propia sencillez me resulta glorioso. También el chiste de Eugenio.
Improperios de sabuesono sofoques deslenguado,para mudo, tente tieso, dale por leña y por huesola elocuencia de un callado.
#1 Te agradezco el comentario, y me parece atinado.
Revisando ahora la puntuación también detecto al menos dos improcedencias, pero ya está publicado. Puedes atribuirlo a corrección apresurada de un texto antiguo que era bastante más largo. Respecto al título podría decirte que opté por la expresión de “peazo” para quitar hierro a “la guerra” y resultar más digerible a meneantes, pero lo cierto es que soy muy malo titulando.
Lo dicho, gracias y un saludo.
Yo también lo recordaba, y ese viaje al absurdo para volver a la propia sencillez me resulta glorioso. También el chiste de Eugenio.
Cambio a cervecita... 😃
Bien, pero me acuerdo de Qatar y me pongo a vomitar.
Muy interesante, una joyita bibliográfica. Ahora casi lo podría firmar un obispado como manual de buenas prácticas maritales para parroquianos, pero hay que situarse en esos tiempos para comprender que resultara transgresor y por tanto peligroso.
#1 Te agradezco el comentario, y me parece atinado.
Revisando ahora la puntuación también detecto al menos dos improcedencias, pero ya está publicado. Puedes atribuirlo a corrección apresurada de un texto antiguo que era bastante más largo. Respecto al título podría decirte que opté por la expresión de “peazo” para quitar hierro a “la guerra” y resultar más digerible a meneantes, pero lo cierto es que soy muy malo titulando.
Lo dicho, gracias y un saludo.