Como ha señalado #31, yo también he echado en falta nombres y que el artículo mencionase la publicidad institucional (totalmente oculta en muchos casos). He trabajado muchos años en medios y os puedo asegurar que es algo brutal. Veréis: la empresa de comunicación firma un convenio con, por ejemplo, la Consejería de Turismo. Para que éste se haga efectivo, la empresa se compromete a, por ejemplo, hacer un reportaje al mes sobre lo estupendo que es el turismo en la comunidad autónoma X. En ningún sitio se indica que es publicidad, aunque lo es. Por supuesto, no habrá nuevo contrato al año siguiente si, por ejemplo, incluyes la cita de algún técnico independiente que comenta que esos campos de golf tan bonitos son insostenibles medioambientalmente. Este tipo de convenios se firman prácticamente con cada consejería, ministerio o secretaría general de cualquier administración y condicionan igualmente la concesión de subvenciones anuales. Como podréis entender, dejé de ser periodista hace tiempo...
Hombre, a los que tachan el artículo de tibio, les diría que más que una denuncia, el autor pretende hacer una reflexión acerca de cómo están los medios ultimamente y su relación con los grandes anunciantes. De ahí que no incluya nombres, creo yo. Nombres que todos podemos conocer o intuir, al menos. Que la publicación del artículo responda a su reciente salida de Público, pues puede ser, pero eso ya es harina de otro costal.
Lo que sí que echo de menos es una mención a la publicidad institucional, pilar importantísimo en los presupuestos de muchos medios escritos (mucha prensa de provincias cuenta con anuncios de ayuntamientos, diputaciones, comunidades...) y que también ejercen de mordaza mediática a la hora de dar información o criticar las actuaciones de alcaldes, concejales y demás.