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Ya basta de demagogia barata. El estado baja los impuestos a cambio de recortarnos los servicios públicos y todo para que, al final, lo poco que nos ahorramos en el fisco se lo llevan los banqueros en la hipoteca. Si queremos tener más poder adquisitivo, reclamemos aumentos reales de los salarios que frenen el crecimiento desproporcionado que se ha registrado de las rentas del capital en los últimos años en detrimento de las rentas del trabajo. Y en cuanto a los impuestos, a pagar los necesarios, mejor directos que indidirectos, y sobre todo, que pague más quien más tiene. Y que el estado se dedique de forma real a redistribuir la riqueza. Eso sí, para eso habrá que estar un poco más pendientes de lo que nos rodea, porque la pasividad social es muy mala consejera.

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Creo que se hace mucha demagogia con los impuestos. Socialistas y populares se empeñan en hablar de rebajas de impuestos como quien pone la zanahoria a la vista del burro. Se enuncian descuentos en la declaración de la renta, es decir, aquella donde (fraude a parte) quien más tiene más paga, para después hablarnos de la necesidad de recortar gasto público que debería emplearse en potenciar la economia y promover servicios sociales, sanitarios y eductativos de calidad. Mientras tanto, nos suben los impuestos indirectos, que no nos damos cuenta que pagamos y que son los más antidemocráticos que existen pues paga el mismo IVA por una barra de pan un rico que un pobre. Los impuestos deberían servir para financiar iniciativas que mejoren la vida a los ciudadanos y para redistribuir la riqueza de la sociedad, convatiendo la marginación y la exclusión social. Claro que eso ya no se lleva, ahora se impone el salvese quien pueda con la excusa de que todo el mundo puede tener un "jaguar" en este capitalismo salvaje en el que vivimos. Lo retransmiten vía satélite y vienen en patera y cayuco a por ellos.

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Sin entrar a valorar el caso concreto, lo que resulta sorprendente es que, a estas alturas, haya quien continúe considerando un agravante que la mujer trabaje y no se dedique en cuerpo y alma a los hijos. Obviamente, si los dos ex integrantes de la pareja son mínimamente normales (vamos, que no hay problemas de maltrato o cosas por el estilo) lo normal es la tutela compartida y unos buenos servicios públicos que permitan disponer de guarderías para atender a los hijos mientras las familias y ex familias trabajadores tienen que estar fuera de casa, no por gusto, sino para ganarse la vida, mantener a esos hijos en disputa, y pagar unas hipotecas por los cielos.

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Gente así es capaz de alegrarnos la vida y tal y como está, es todo un detallazo.

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Tenia un contrato tan precario, tan precario... que no tenía ni tiempo de presentarse al concurso

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Los matices en las definiciones no son neutrales. El lenguaje está cargado de ideología y la que transmite esta deficinión no es precisamente la más democrática