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Más que para condenar al gobierno de EUA, del que nadie esperaba otra cosa, este informe debería servirnos para cuestionar el rol de la prensa acrítica que repite como ciertas las versiones antojadizas de gobiernos guerreristas que necesitan de estos montajes para justificar sus campañas militares.

#13: no exactamente nadie, pues sí hay líderes políticos que cuestionan y condenan públicamente la política internacional de Bush, como Chávez, Evo Morales, Daniel Ortega y últimamente Rafael Correa. Pero, oh qué coincidencia, justamente a estos líderes la gran prensa internacional los descalifica por motivos tan triviales como su modo de expresarse o tan poco sólidos como afirmar que no son demócratas.

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Ya no me sorprenden artículos como éste de El País, tras haber visto en los últimos años su ensañamiento casi fanático contra el presidente de Venezuela. Pero no deja de ser una lástima que este diario, que acumuló tanto prestigio durante años de lucha contra la derecha más reaccionaria de España, sacrifique ahora su credibilidad de una manera tan burda. Burda digo porque el artículo en mención da por ciertas acusaciones muy graves en base a evidencias no verificables y bajo el control de una parte interesada en el conflicto (el gobierno colombiano), que debieron tratarse como lo que son, simples versiones: los supuestos archivos de la computadora de Reyes (cuando todos sabemos que es prácticamente imposible certificar la autenticidad de un archivo digital) y las declaraciones de un supuesto guerrillero anónimo. En un caso así, cuando este tipo de versiones se están utilizando para justificar bombardeos a países hermanos y quién sabe qué otras agresiones en el futuro, enjuiciar a El País se convierte en una obligación. Quién sabe si, de haberse actuado de este modo contra las mentiras difundidas por la prensa para justificar la invasión a Irak, ésta se habría podido detener.

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Sí, es patética la forma en que el español demócrata, decente y civilizado se rasga las vestiduras condenando a la ETA y al mismo tiempo se hace de la vista gorda ante criminales iguales o peores... En Irak ya han muerto más de un millón de civiles, y los corresponsables de eso, Aznar, Rajoy y el PP, en vez de estar en la cárcel, siguen recibiendo el voto de casi la mitad de los españoles.

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Es claro que el PP entiende el desarrollo en términos de la prosperidad de los grandes capitalistas, y por eso hará lo que le dicten Micro$oft y la multimillonaria industria del software y el contenido. Es decir, llevar el dudoso concepto de la propiedad intelectual a sus últimas consecuencias. Desgraciadamente, el PSOE y la socialdemocracia europea también han sucumbido al totalitarismo del mercado, aunque hay que decir que con menor entusiasmo.

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Depender del petróleo de Irán, Venezuela, Rusia o cualquier país calificado como "malo" por los regímenes occidentales sería un mal minúsculo comparado con el catastrófico cambio climático que nos tiraremos encima por seguir vertiendo carbón a la atmósfera desenfrenadamente, frente a lo cual el encarecimiento del petróleo o incluso su completa extinción luce más como una bendición que como un problema.

Por eso, es urgente financiar la ciencia y el desarrollo de las energías alternativas, pero no solo eso, como bien señala #51. Lo fundamental es, a la vez, reducir agresivamente nuestro consumo energético: menos vacaciones en Aruba, menos luces navideñas, casas mejor aisladas, bicicletas en vez de automotores, menos crecimiento y más redistribución, control poblacional, etc, etc, etc.

Desgraciadamente, ambos caminos a la solución (particularmente el segundo) demandan un nivel de intervención estatal inaceptable dentro del predominio neoliberal (totalitarismo de mercado?) que sufren las sociedades modernas.

Lo peor es que el problema no radica tanto en el votante, mucho más dispuesto a asumir estos sacrificios y cambios de estilo de vida, como en las grandes corporaciones, listas a quemar el mundo con tal de no perder sus utilidades trimestrales ni sus cuotas de mercado ni sus posiciones de poder, y que manipulan a los gobiernos "democráticos" a través del financiamiento de las elecciones, del control de la prensa "libre" y de la tan rentable (para ellos y para los gobiernos) ideología del laissez faire.

Sin duda, la situación está muy jodida. O el pueblo toma el poder (lo cual es una posibilidad real hoy más que nunca, gracias a la revolución del internet y las comunicaciones) y acaba con esta farsa, o enfrentamos un riesgo muy grande de acabar todos en la mierda.

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#10 #34 #42: Aunque el tema no es comparar al presidentes de EUA con el de Venezuela, no me resisto a señalar que, si bien ambos gobiernos sufren cuestionamientos en el frente interno, solo el de EUA ha demostrado ser una seria amenaza para los demás países del mundo, como lo demuestra esta noticia y sobre todo las guerras de Afganistán e Irak, sin hablar de la grave amenenaza contra Irán o de un currículo reciente de invasiones abiertas (Panamá, Grenada) y encubiertas (Nicaragua, Chile, etc). Para mí que no soy venezolano ni yanqui, esto es lo más importante.

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Casos como éste vuelven evidente la irracionalidad del neoliberalismo imperante en la economía mundial desde la época de Reagan y Thatcher, convertido en un fin en sí mismo para sus más fieles seguidores. Es obvio que el primer fin de una sociedad es alimentar a sus miembros, pero para los neoliberales esto no es tan importante como avanzar en sus objetivos de achicar el estado y favorecer el libre mercado, aun en países y ámbitos donde éste es claramente insuficiente. Enhorabuena por los países del Tercer Mundo que se niegan a aplicar estas recetas y comprenden la importancia de la intervención estatal para remediar las falencias y abusos del libre mercado.

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#24: no puedo estar más de acuerdo. Mucho se quejan los europeos y estadounidenses de la deforestación pero hacen poco por evitarlo. Como dice el presidente indonesio: "Ellos no tienen bosques, pero nosotros sí, así que si queremos que nuestra Tierra sobreviva, por favor compartan (...) necesitamos tecnología, asistencia financiera".

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Casos como éste ayudan a comprender cuán absurdas pueden llegar a ser las leyes relacionadas al concepto de "propiedad intelectual". Y esto lo digo sin desdeñar los derechos de autor, que los considero válidos.

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Respeto a quienes se oponen a Chávez por su gobierno anti-neoliberal y de tendencia socialista, aun sin estar de acuerdo con ellos. Pero quienes insisten en llamarlo dictador, luego de haber ganado tantas elecciones y más ahora con la victoria del Sí en el referéndum (lo que claramente demuestra la independencia de la autoridad electoral), son tristes víctimas de la manipulación mediática, o manipuladores ellos mismos.

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Es cínico y torpe comparar las interrupciones de Chávez, respetuosas y pertinentes porque Zapatero se dirigía a él, con el vulgar y despectivo exabrupto del Borbón. Ha caído muy mal eso en Latinoamérica. Si el agravio motiva a Chávez a ser más severo con las corporaciones españolas, enhorabuena, pues si algo necesitan esas corporaciones gigantescas es más control.

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Por fin hay un gobierno que desenmascara el absurdo de dar categoría de "propiedad" a la producción intelectual. Son el tipo de avances concretos que hacen de Chávez un líder tan importante, no sólo a nivel latinoamericano sino mundial.

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El tal rey Borbón debería disculparse con el pueblo venezolano por mandar a callar a Chávez y con el nicaraguense por el desprecio a las palabras de Ortega. Me sorprende que semejantes actos de intolerancia sean admitidos -y peor, celebrados- por gente que se considera demócrata.

Lo de Venezuela-Colombia es mucho más grave. Pero creo que Chávez hace bien en condenar la actitud de Uribe y denunciar su política guerrerista.

Ojalá los colombianos recapaciten y se den cuenta de que es la absurda guerra contra las drogas de EEUU la que financia esta violencia intestina, astutamente aprovechada por la derecha autoritaria para afianzarse en el poder.

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#54: tu ejemplo es muy malo. Una cosa es decir que España como país robó Ceuta y Melilla, acusación que recaería no solo en el gobernante que lo haya hecho sino en cada uno de los subsiguientes, incluyendo el actual, por mantener tal situación, y otra muy distinta es acusar a un gobierno pasado y específico, el de Aznar, de haber cometido un delito muy grave contra la democracia de otro país al auspiciar un golpe de estado.

En vez de defender semejante atropello, Zapatero debería contribuir a investigarlo y denunciarlo, porque la falta no la cometió el pueblo español sino Aznar. Sólo el chovisnita más retrógrado podría sostener que denunciar el genocidio en Irak es una afrenta contra el pueblo de EEUU, Reino Unido, España, etc. Se trató de un crimen cometido en base a engaños por Bush, Blair, Aznar, etc, por el que ellos personalmente deberán algún día ser juzgados.

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#139: de acuerdo que un debate se malogra cuando un interlocutor descalifica o insulta a otro, pero el detalle aquí es que Aznar no formaba parte del foro. Es un ex presidente sobre quien pesa la gravísima acusación de haber favorecido el golpe de estado en Venezuela, y mientras esto no sea debidamente asumido, condenado y castigado, Chávez tiene el derecho y la obligación de seguir denunciándolo en los foros internacionales creados precisamente para ventilar estas diferencias. El problema no es lo que se diga contra Aznar y su gobierno, sino lo que éste se atrevió a orquestar contra la democracia venezolana, que es gravísimo.

Que Zapatero defienda a Aznar porque alguna vez tuvo la representación democrática del pueblo español es señal del chovinismo más absurdo, tal como si Angela Merkel interpretara los ataques a Hitler como una afrenta al pueblo alemán.

Lo del rey es inaudito: a estos foros se acude a hablar y a discutir, de modo que pedirle a uno que se calle o levantarse de la mesa y dejar a otro con la palabra en la boca contradice el objetivo mismo de la cumbre.

Igual que el rey, sé que muchos querrán callar a Chávez. Ojalá no lo logren. Que siga el coronel profiriendo sus denuncias estridentes pero necesarias en un escenario internacional demasiado complacientes con los sinvergüenzas, donde pocos se atreven a llamar las cosas por su nombre, donde el relativismo moral y el respeto a las formas sirve demasiadas veces como protección a los abusos y la injusticia.