Elias

#18 Bueno, a ver, la cosa en España es más o menos así:

Un maestro puede dar clases en Primaria pero también en los dos primeros cursos de la ESO (1.º y 2.º). Esto último lo impuso la LOGSE como medida provisional, dado que habría sido un desbarajuste, sobre todo en las plantillas, puesto que antes los maestros daban en la EGB, que abarcaba hasta los 14 años, y ahora la Primaria es solo hasta los 11-12. Lo que sucede es que en teoría esta medida transitoria debería haber sido eso, transitoria, pero hace ya 25 años de la aprobación de la LOGSE y seguimos igual.

También pueden los maestros (cuando digo maestros me refiero a graduados en Primaria, antiguos diplomados —es decir, estudios universitarios de tres años, frente a los licenciados, que estudiábamos cinco—) encargarse de algunas enseñanzas especiales en Secundaria, especialmente para alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo (logopedia, alumnos con retraso madurativo y cosas así).

Los profesores (es decir, los que pueden impartir clases en ESO, Bachillerato, FP, etc.) antes debían ser licenciados (carrera de cinco años), ingenieros o arquitectos y además hacer el CAP (Certificado de Aptitud Pedagógica). Según mi propia experiencia, el CAP es la mayor pérdida de tiempo ideada por el ser humano. No aprendí nada más que un montón de tonterías, aunque quiero creer que con los años de experiencia he aprendido a enseñar. Ahora los licenciados o graduados universitarios deben hacer un máster de dos años, por supuesto para sacarles dinero y retrasar su incorporación a las listas del paro, pero no sé si habrá mejorado mucho la utilidad del aprendizaje (espero que sí).

En cuanto a la capacitación, yo soy un antiguo licenciado (carrera de cinco años con CAP) y doy clases en Secundaria y Bachillerato, y NO me siento preparado para dar clases en Primaria. Hay un montón de detalles del desarrollo psicológico y pedagógico del niño de los que no tengo ni pajolera idea. De eso se da mucho en Magisterio (a la que se le achaca, y creo que con razón, que sin embargo en cuanto a contenidos culturales y científicos es bastante pobre). El aprendizaje de un niño de cinco años y el de otro de seis pueden ser muy distintos, y eso lo estudian los maestros, y no los licenciados, que pasamos cinco años —ahora cuatro— aprendiendo exclusivamente contenidos de nuestra especialidad, ya sea Matemáticas, Filología, Física o Filosofía. El máster actual no lo conozco e ignoro si prepara a los titulados para enseñar a niños además de a adolescentes.

En cuanto a mi opinión, me parece una barbaridad esta medida, pues como ya digo, yo, por ejemplo —que no me considero un mal docente—, no me siento capacitado en absoluto para impartir clases a chicos menores de 12 años, que tienen mucha menor autonomía en el aprendizaje y menor madurez que los adolescentes. Hay mucho que mejorar tanto en la preparación de los maestros como en la de nosotros, los profesores de Secundaria, pero esto es un despropósito que cuadra muy bien con la falta casi absoluta de respeto real por la educación de nuestros niños y jóvenes que han mostrado los sucesivos gobiernos que hemos ido padeciendo.

Saludos.

Elias

#6 Bueno, es algo que no me preocupa. Lo dicho: de todas maneras, ¡gracias!

Elias

#4 Ya he visto, gracias por el aviso. Dejaré que caiga sola, aunque no estoy del todo de acuerdo con el boicot. Que decidan los meneantes (aunque parece que ya está decidido, jejeje).

Elias
Elias

En la entradilla se pierde gran parte de la garra del artículo, pero si llego a decir algo de lo que me inspira habría sido microblogging de cajón.

Elias

#3 Aquí, en Melilla, para menos de 500 m cogemos el coche. Para más, el avión.

(Que conste que yo me he sumado a la bici en los últimos meses y estoy más contento que un gnomo)

Elias
Elias

He grabado el vídeo hace escasamente una hora. No sé qué valor tendrá como documento, pero ahí os lo dejo.

En 0.58 se oye a uno gritando «¡Te quiero, España!»

Elias

En fin.

1. Seguimos menospreciando la memoria, como si no fuese nada, cuando es una parte muy importante de la inteligencia. Desde luego, no debe aprenderse todo de memoria, pero es importante ejercitarla. ¿Qué podría hacer el microprocesador más complejo y rápido del mundo sin RAM? ¿Desterramos la memoria por completo? ¿Queremos un médico que cuando le expliquemos los síntomas se ponga a buscar en Google? ¿En serio?

2. Yo estoy a las puertas de los 39 años, y no recuerdo, ni cuando yo estudiaba, que todo se estudiara de memoria. Eso es una falsedad y lo seguirá siendo por mucho que la repitamos. Ya en la EGB se nos enseñaba a razonar. Pero la memoria ha ido perdiendo cada vez más protagonismo (yo soy profesor de Lengua y Literatura, una de las grandes acusadas de basarse en la memorización, y JAMÁS pongo preguntas de memoria, excepto en 2.º de Bachillerato, y porque luego se las ponen en Selectividad). En mi opinión, basar toda la educación en la memoria es un error. También en mi opinión, denostarla por completo es un error aún mayor.

3. Las oposiciones, al menos las de profesor de Secundaria, consisten en una parte práctica más importante que la memorística, en la que debes desarrollar la programación didáctica de todo un curso y defenderla ante el tribunal. En ella debes tener en cuenta una gran diversidad de materiales, tanto bibliográficos como audiovisuales y de cualquier otro tipo, amén de cualquier necesidad educativa que pueda tener un alumno (desde discapacidades psicomotrices, hasta cualquier cosa que se os ocurra). Después de defender la programación es necesario explicar una unidad didáctica como lo harías en clase, incluyendo el material (por ejemplo, puedes llevar un ordenador, si vas a explicar algo usando internet o alguna presentación, o audio). A continuación hay un debate con el tribunal, en el que puede preguntarte lo que le venga en gana. Tras superar la fase de oposición y la de concurso NO se consigue la plaza de funcionario del Ministerio de Educación, sino que viene un período variable de prácticas (entre uno y dos años) durante el cual debes hacer una memoria de las actividades realizadas, y estás tutelado por un inspector. Conozco a gente que no ha superado esas prácticas y se ha quedado sin plaza después de aprobar las oposiciones.

3 bis. También es muy importante la fase memorística. En Lengua, creo recordar (hace años que aprobé) que son alrededor de 75 temas bastante desarrollados y con mucha bibliografía. Creo que en todas las especialidades el número ronda ese. Desde luego, aprenderte 75 temas no demuestra que seas un buen profesor, pero también quedaría un poco triste que un alumno te hiciese una pregunta en tu clase y de TU ESPECIALIDAD y que lo enviaras a Google. El conocimiento, especialmente en nuestra era, es poder. Sí, es absurdo aprender como papagayos, estamos de acuerdo. Pero hay que ejercitar la memoria y adquirir conocimientos. De dos alumnos bien preparados y que saben hacer cosas, el que no necesita perder el tiempo en Google para buscar información de cultura general, ganará todas las carreras.

3 bis (2). Pero aquí vamos a lo de siempre. No sabemos hacer nada, cobramos mucho, tenemos muchas vacaciones y vivimos como dioses, y además nuestra plaza la hemos conseguido «aprobando un examen» y a dormir (que, por cierto, son en realidad dos exámenes, el segundo de ellos práctico, por cierto, más la parte práctica, más las prácticas). Pues nada, no sé a qué espera todo el mundo para hacerse profesor. Ah, espera, que quizás ni es tan fácil, ni todo el mundo podría o sabría hacerlo, ni ser profesor es un chollo, sino una de las profesiones con mayor índice de bajas mentales de nuestro país (no sé si la que más).

3 bis (3). Somos muy criticables, mejorables, y tenemos muchos defectos. Es cierto. Que nos enseñen, entonces. Que el Ministerio oferte los cursos adecuados para que aprendamos a enseñar, y no los clásicos de repostería navideña o risoterapia (estos dos cursos los he visto yo ofertados, no me los estoy inventando). O, también, que los que nos critican nos enseñen cómo se hace. Os lo pido por favor.

4. España lleva años mejorando continuamente en los resultados de los informes PISA. La curva es ascendente, casi sin variaciones. Y eso que no se tiene en cuenta que estamos en una democracia muy joven (al contrario que muchos de los países que nos superan), que hace relativamente poco que se ha conseguido la escolarización de la totalidad de la población entre 6 y 16 años (de hecho, recordemos que hasta 1989 la escolarización obligatoria llegaba hasta los 14 años), y que los recursos no han aumentado tan espectacularmente como se pretende.

5. La diferencia entre España y los demás países de nuestro entorno es bastante baja. Como explicó Escolar con una metáfora muy buena, los resultados de PISA son como una carrera ciclista en la que hay dos o tres países en cabeza, y luego un enorme pelotón con pocas diferencias, en medio del cual se encuentra nuestro país (no al final del pelotón, sino en medio). Los medios no paran de contarnos el desastre de los resultados de nuestro país en PISA, pero eso es, sencillamente, una mentira.

6. Como dice #15, lo que explica la mayor parte de los resultados educativos en nuestro país es el dinero. Punto. Y ya sabéis lo que dice todo el mundo: vivimos por encima de nuestras posibilidades, ganamos demasiado dinero, las pensiones son insostenibles... El plan es que seamos más pobres. No esperéis que los resultados educativos mejoren. Pero, si queréis, podéis seguir echándonos la culpa a los profesores (mientras, además, meten a más alumnos por aula, nos aumentan las horas lectivas y nos bajan y congelan el salario).

Para terminar, humildemente presento aquí las pocas y sencillas causas por las que falla la educación en nuestro país (si es que falla, que yo creo que, habida cuenta de todos los datos, es un milagro que funcione algo):

-Inexistencia de un gran pacto de estado por la educación. No se ponen de acuerdo ni tan siquiera en la lengua vehicular de las comunidades autónomas con lengua propia. Y, a partir de ahí, no se ponen de acuerdo en nada. La LOE es de 2006. El curso que viene entra en vigor una nueva. En cuanto pierda el gobierno el PP habrá otra. Y así.

-Desprecio absoluto por la labor del profesorado por parte de TODA la sociedad, de arriba abajo. Todo el mundo sabe hacer las cosas mejor que nosotros. Todos pueden enseñarnos a hacer nuestro trabajo (no hay más que leer el artículo enlazado: en lo único en lo que están de acuerdo Wert y el otro señor es en que la culpa es de los profesores; otro tanto con muchos de los comentarios de esta noticia). Los alumnos nos desprecian. Los padres nos desprecian. Los políticos nos desprecian. Los que no son alumnos, ni padres, ni políticos, nos desprecian. Yo asesoro a los padres en la educación de sus hijos, y no son pocos los que me llevan la contraria. Después, cuando fallan, la culpa es mía. Es como si el médico me receta una medicina, yo no me la tomo, y le echo la culpa de no haberme curado. Es de locos. La base de todo: los padres. Están más preocupados del comportamiento de los profesores que del de sus hijos. Nos cuestionan continuamente, a veces delante de ellos. No los enseñan a comportarse (no quiero generalizar; por supuesto, esto no es así ni siquiera en la mayoría de los casos, pero sí en un número lo suficientemente importante como para que los «malos» arrastren al resto al agujero).

-Esta sociedad nunca le ha dado valor a la educación. Desde los gobiernos hasta los padres, consideran la educación obligatoria como un sitio donde dejar a los críos y poder irse al trabajo tranquilos. A los padres de la mayoría de mis alumnos (y he tenido ya más de 2000) no los he conocido jamás. Nunca han venido para hablar conmigo. No les importa un carajo. Luego tenemos el bombardeo de los mass media: estudiar no sirve para nada, Gran Hermano, la «Princesa del pueblo» ganando millones a carretillas, todos los universitarios que deben irse al extranjero para trabajar, cuando la realidad, los d a t o s dicen que a mayor nivel de estudios, menor porcentaje de desempleo, y esto es un dato, no un invento; lo podéis buscar en la web del INE. Gran parte de la sociedad considera que una persona culta es un resquicio del franquismo. Joder, recuerdo un episodio de Barrio Sésamo donde aparecía un chaval bien vestido y muy sabihondo; el capítulo entero se basaba en que todos los personajes del barrio le hacían putadas hasta que lo echaban. Cortar la cabeza al que sobresale por arriba: ese es nuestro carácter. Podría seguir así miles de años.

Y algo de autocrítica, cómo no: es verdad que la formación del profesorado es insuficiente. Magisterio es un cachondeo. Yo soy de Secundaria, así que cursé Filología y un absurdo Curso de Aptitud Pedagógica donde pasé tres meses haciendo el imbécil y sin aprender nada (donde se aprende de verdad, como en la mayoría de los trabajos, es en el campo, en el taller, en el quirófano, en el campo de batalla, en el aula). La selección del profesorado, digáis lo que digáis, me parece muy bien, tanto la parte teórico-memorística (que considero FUNDAMENTAL por lo explicado en el punto 3 bis) como la práctica. Sí considero necesario un test psicotécnico, porque hay mucho volado en este negocio. Y evaluaciones periódicas, si queréis, claro, me parece bien; la mayoría de los profesores que conozco (una mayoría del 95%) aprobaría esas evaluaciones con los ojos cerrados. Y formación permanente obligatoria, también. Pero, claro, nada de lo dicho en este párrafo está en mi mano. Sí lo está el deciros que las cosas irían mucho mejor si, en general, contásemos con cierto respeto y comprensión hacia lo que hacemos. Entiendo las críticas y asumo mi parte de responsabilidad en los resultados educativos. Pero si fueran constructivas, quizás aprenderíamos más de ellas.

Para terminar: tengo diez años de experiencia como profesor de la enseñanza pública, y reflexiono muc

Elias

No es por ser talibán ni nada de eso, pero ¿cuál es el alfabeto inglés?

(Edit: Bueno, en realidad sí es por ser talibán.)

Elias

#14 Decía Lázaro Carreter que es un tremendo error restar importancia a la ortografía. Una buena ortografía denota un cuidado y una pulcritud en todo lo que se hace. En general, un alumno con buena ortografía es un alumno que presta atención en todos los aspectos referentes a la educación. Esto no quiere decir, claro, que consiguiendo una buena ortografía vayamos a conseguir que el alumno sobresalga en las demás asignaturas, porque no es así.

Yo doy Lengua en Secundaria y Bachillerato, y el caso que tú mencionas no lo he visto nunca. Los alumnos de Ciencias son invariablemente mejores que los de Letras (en parte porque es una modalidad más difícil, y en parte porque, con esta obsesión por reducir el abandono escolar al precio que sea, hemos convertido la modalidad de Humanidades en la modalidad para los que no quieren / no sirven para estudiar). Pues bien, mis alumnos de Ciencias no solo obtienen mejores calificaciones en mi materia, sino que además suelen tener muy pocas faltas de ortografía.

En mi opinión, fomentar el aprecio por la buena ortografía es no solo cuidar nuestro idioma, sino apoyar la idea de la bondad del buen trabajo y las cosas bien hechas en cualquier ámbito.

Estoy de acuerdo, por otra parte, en tu crítica de la escasa o nula formación científica que adquieren los alumnos de Letras en nuestra Secundaria. Pero creo que esto se explica, sobre todo, por lo que digo en la primera parte del segundo párrafo de este comentario.

Elias

Del enlace de #20:

Los salarios más elevados correspondieron a las Actividades financieras y de seguros y al Suministro de energía eléctrica, gas, vapor y aire acondicionado. Los salarios más bajos se concentraron en las Actividades de los hogares como empleadores de personal doméstico y en el Sector primario (Agricultura, ganadería, silvicultura y pesca).

Dicho de otro modo: los salarios más altos se sitúan en actividades especulativas (banca, seguros, burbuja energética copada previsiblemente por consejeros expolíticos) y los más bajos en actividades tangibles y totalmente necesarias (servicio doméstico y alimentación).

Lo segundo más o menos se entiende, por pertenecer a actividades en general poco cualificadas. Lo primero, por desgracia, también: tenemos una economía basada en las burbujas especulativas y en la corrupción.

Demasiado bien nos va.

Elias

Yo doy clase a alumnos de entre 11 y 18 años (ESO y Bachillerato) y he conocido a cientos de A. No estoy de acuerdo con la conclusión del artículo, aunque sí con la observación de la realidad. También estoy de acuerdo con muchas de las cosas dichas en los comentarios, y con otras no, como es lógico, pero no hay tiempo para ir al detalle.

Sí quiero dejar claras dos cosas:

1. La mayoría de los profesores que he conocido son profesionales buenos y abnegados (aunque todos conozcamos casos de ineptitud que, por un motivo u otro, solemos querer convertir en la norma, al igual que hacemos con otras muchas profesiones).

2. No hay tiempo para lo que nos pide la Ley y muchos comentaristas meneantes. No lo hay. Yo soy de Lengua, y por ello, tengo cuatro horas semanales con cada grupo; nadie tiene más que yo, y por tanto yo soy de los que tiene menos alumnos (imparto clase las mismas horas, pero concentradas en menos grupos). Como resultado, teniendo en cuenta el aumento tanto en número de horas lectivas como de alumnos por aula, este curso doy clase a unos 150-160 alumnos. Es absolutamente imposible tener en cuenta, como se debería, las circunstancias personales e históricas de cada uno. Por muy bien que estuviera y por mucho que lo diga la Ley y lo exija la sociedad. Yo, como casi todos los compañeros que conozco, intento hacerlo, y lo hago lo mejor que puedo, echando más horas de las que me exige mi puesto, pero sigue siendo imposible. Y hablo de mí; en materias que tienen dos horas, y no cuatro, como la mía, multiplicad por dos el número de alumnos. Es imposible. Es lo mismo que pedirme que levante una piedra de 1.000 kg. Me lo puedes pedir, me lo puedes exigir, me puedes sancionar si no lo hago y dejarme sin trabajo si quieres, pero seguiré siendo incapaz. La Ley —y toda la sociedad— nos pide que ejerzamos la función que tradicionalmente han ejercido las familias (y que, en mi opinión, les corresponde) de educar cívicamente a los alumnos, para que los padres puedan ser explotados durante más horas por las empresas y vuelvan a casa tranquilos, pensando que si sus hijos hacen algo malo la responsabilidad es de los profesores. El sistema está bien pensado desde el punto de vista del capitalismo despiadado y del libre mercado, pero como tantas otras cosas pensadas por el capital, no funciona por mucho que nos empeñemos.

Los profesores seguiremos haciendo lo que podamos y aguantando las críticas de toda la sociedad y las faltas de respeto de sus hijos, algunos por vocación (cosa que se nos exige, lo que curiosamente no sucede en otros trabajos, ni siquiera en Medicina), otros porque no pueden dedicarse a otra cosa. Pero este sistema está creado como un aparcamiento de adolescentes, una especie de consigna donde dejar a los hijos mientras nos explotan en la fábrica, y como mucho va a funcionar de eso, no de creadora de ciudadanos libres y críticos. Y bueno, podría ponerme a ejemplificar con casos concretos, pero no acabaría hoy.

Una sola cosa más, en la que parece que no se ha hecho mucho hincapié en los comentarios. El espíritu de la Ley actual (que sigue siendo la LOE), igual que el de la anterior ley vigente (la vilipendiada LOGSE) llevaba entre sus puntos fundamentales la igualdad de oportunidades. El hijo de un chatarrero nunca le va a ver el mismo atractivo a la Literatura o a las Ciencias Naturales que el hijo de un profesional cualificado en cuya casa haya libros, en cuya familia se hagan viajes, en cuyas conversaciones haya un amplio vocabulario, donde se vean documentales históricos aparte de partidos de fútbol y Sálvame. Para un profesor va a ser imposible, como he sugerido antes, despertar el interés en Cervantes o las leyes de la termodinámica si cuando vuelve a casa solo oye marujas gritando en la tele, pero no quiero volver a eso. A donde quiero ir es a que un crío de catorce años —y de dieciocho, si me apuráis— no tiene ni puñetera idea de lo que es la vida ni de lo que realmente le apetece hacer. No tiene visión de futuro. Es un adolescente. Sabe lo que le apetece en este preciso momento. Creedme, trato con cientos de ellos todos los días. Si le dejamos que abandone los estudios para ir al taller con catorce años, nunca será otra cosa que mecánico (profesión muy loable y necesaria, por otra parte). Si dedicamos esfuerzos y dinero en empujarlo hasta que se saque un título de la ESO, aunque sea por un programa de Diversificación, aunque sea por la fuerza, aunque sea con diecinueve años en lugar de con dieciséis, sí tendrá la oportunidad de plantearse ser otra cosa, y no verá su vida limitada a dos opciones: ser mecánico o el desempleo.

Eso es de lo mejor que tiene la Ley actual. Claro que con que lo diga un papel no es necesario. Hace falta una concienciación social, que ahora está más preocupada por la tremenda injusticia de que tenemos un trabajo fijo —los que lo tenemos— y muchas vacaciones que por ser parte de la labor educativa, que hemos cometido el tremendo error de convertirla más en algo totalmente profesional, fiscalizado (como han dicho antes en algún comentario) y técnico, que en responsabilidad de toda la sociedad, como pasa en los sitios donde la educación pública funciona (verbigracia, Finlandia). No solo consiste en que la selección para el profesorado sea mucho más dura, lo que por supuesto, ayudaría. Pero no os engañéis: por este sueldo nadie va a romperse los cuernos en la universidad, para que un niño de doce años te insulte, el padre te reinsulte, y encima la sociedad piense que eres un caradura. Eso no va a pasar.

Ah, y otra cosa hace falta: dinero, mucho dinero. Ese que están quitando de la educación para pagar no sé qué deuda.

Elias

#5 Joder, perdón, negativo por error. Te lo compenso en el anterior.

Elias

#6 Por la noticia entiendo que no tiene que pagar ninguna multa, precisamente por haber sido absuelto.

Elias

#6 Joder, tío, ME ENCANTA tu comentario.

Elias

#8 No, quiero decir lo que he dicho. Del artículo: «All the other metals in the periodic table are silvery-coloured except for copper - and as we've already seen, copper corrodes, turning green when exposed to moist air. That makes gold very distinctive.»

#14 En cuanto al osmio, la razón que da el artículo para descartarlo en favor del oro es que es extremadamente raro, y el oro es raro, pero suficientemente abundante.

Elias

#4 Quizás me he colado, el artículo es largo y puede que haya mezclado cosas de él con otras de mi subconsciente. Si la noticia no es tumbada y algún admin quiere arreglar la entradilla, aquí un eterno agradecido.

Elias

No sé si ha salido alguna noticia parecida antes por aquí, pero esta me ha parecido muy exhaustiva y lógica.

Resumen muuuy resumido para los que no sepan inglés: de entre todos los elementos de la tabla periódica, algunos son gaseosos, otros son tóxicos o radiactivos, otros reaccionan muy rápidamente con otros elementos y se deterioran, otros son demasiado abundantes... Al final, como opción «lógica» solo nos quedan el oro y la plata, pero la plata tiene el inconveniente de un color muy similar al de otros metales.

Elias

Son tan absurdas estas comparaciones...

¿Cómo reacciona un alumno finlandés ante los consejos o reprimendas de un profesor?
¿Cómo reacciona un padre finlandés ante lo mismo? ¿Y uno español?
¿Cuántos libros hay de media en una casa de Finlandia?
Aparte de lo que habéis dicho del clima y todo eso, y muchas otras diferencias.