Hace 10 años | Por Zisterna a yorokobu.es
Publicado hace 10 años por Zisterna a yorokobu.es

El grosor de la línea que separa la vida de la muerte se mueve en una escala que va del nivel ‘escrúpulos de directivo del FMI’ al nivel ‘sentido del humor de tertuliano ultraderechista’, es decir, es decididamente imperceptible. Como demuestra Íker Jiménez cada semana, en muchas ocasiones es tremendamente complicado discernir quién está a un lado y quién a otro. Hemos elaborado un all-star de equilibristas sobre el alambre vital para que se den cuenta de que, en realidad, lo de palmarla tampoco es ni grave ni irremediable.