En la década de los 90, Rusia fue inundada por místicos, adivinos y mesías que colapsaron la Unión Soviética abriendo la caja de Pandora de las creencias que hasta ahora estaban prohibidas. Después de siete décadas de un ateísmo apoyado por el estado, todas las religiones del mundo inundaron el país de una vez, y en el caos de miles de hombres y mujeres clamando escuchar mensajes de reinos espirituales. Muchos de estos videntes simplemente se desvanecieron, mientras que unos pocos, como el profeta ucraniano Maria Devi Christos acabó sumido en