Final del siglo XVI: Y mientras la nobleza y el clero crecían, crecía con ellos la exención fiscal, y trataba el Estado de recuperar lo que perdía exprimiendo con mayor fuerza la bolsa de los pecheros. Los más soportaban con estoicismo el sufrimiento; muchos huían... Así, la corrupción y el nepotismo devoraban ahora lo que las guerras se habían llevado antes, y los impuestos y la deuda no dejaban de crecer. Los consejeros del rey sólo se mostraron enérgicos a la hora de tomar decisiones que golpeaban a los más débiles de sus súbditos.
Comentarios
Me parece que lo que sucede hoy poco tiene que ver con lo que sucedía entonces.
La presión fiscal en el s. XVIII no llegaba, ni de lejos, a la actual, por no hablar del precio de la vivienda, auténtica sangría familiar, y otros servicios.
Además, en el s. XVIII no se podían subir los impuestos así como así. Se necesitaba autorización de las Cortes (en las que intervenía el pueblo a través de las ciudades, gremios, etc., puesto que no había partidos políticos) y cuando había una subida de impuestos a lo cacique los motines eran la norma, no la excepción.
Así, todavía se recuerdan en el s. XIX las revueltas sociales por el Impuesto de Consumos (una especie de IVA del s. XIX). ¿Qué pasó aquí cuando nos cascaron el IVA? Pues nada de nada.
#1 En el siglo XVIII no había educación gratuita, cobertura sanitaria gratuita, pensión de jubilación, viudedad o invalidez permanente.
Por poner sólo unos pocos ejemplos.
#2: Sí que había educación gratuita, sobre todo la de niños, y en América la educación de los misioneros en los poblados. Lo que no había era enseñanza universal gratuita.
Cobertura sanitaria gratuita no, salvo las iniciativas privadas, también de la Iglesia en buena parte.
Los gremios y cofradías de oficios tenían sus propias mutualidades privadas, igual que hoy los Colegios Profesionales o los funcionarios.
Lo que sucedía es que nada de esto, o muy poco, lo controlaba el Estado...
Pues nada vamos sacando las gillotinas