Hace 10 años | Por nom a bloguionistas.wordpress.com
Publicado hace 10 años por nom a bloguionistas.wordpress.com

Muchas veces, la costumbre es mala consejera. Que algo siempre haya sido de una manera no lleva a creer que esa es la única forma de hacerlo. Por ejemplo: si en 2001 os decía que ganaríamos una Copa del Mundo es probable que me echarais del país a sombrerazos. […] Para las mujeres en televisión, el Mundial que se nos viene resistiendo desde la época de la tele blanco y negro es la comedia.

Comentarios

Arzak_

Benny Hill opinaba distinto!!

D

Amy Phoeler y Tina Fay... escriben. Yo también echo de menos a mujeres humoristas en España. Hay muy pocas. Y echo mucho de más el increíble machismo cavernícola de este sitio. Véanse los dos primeros comentarios. Caerán más gracietas.

arolasecas

Atención al despistado: e todas las fotos la peña sale con ropa... Ni un pezón ni nada

Nylo

Una de las grandes claves del humorista es saber reírse de uno mismo. Y eso a la mujer le resulta muy, muy difícil.

Pongo como ejemplo el monólogo más espléndido que he visto en los últimos años, el del "chandal" de Leo Harlem, qué pedazo de humorista y qué jartá de reír:



¿Alguien puede imaginarse a una mujer haciendo semejante obra de arte de monólogo? Es imposible. Una mujer, salvo contadísimas excepciones, no es capaz de reírse de sí misma como lo hace Leo en ese monólogo, ni siquiera interpretando un papel. ¿Apología de rascarse el culo? ¿Reírse de su forma física? ¿De sus hábitos de comida y bebida? Yo cuando veo monólogos de mujeres, tienden a ser no de reírse de sí mismas, sino de las situaciones cotidianas que las rodean, y sobretodo, de los hombres. Y no diría que eso no tenga gracia. La tiene. Pero ¿para qué público? El público masculino se puede reír, pero menos que si el que se ríe de ellos es otro hombre. Por lo mismo que a mí no me importa ver a un español hablando mal de España, e incluso puedo estar de acuerdo con él, pero si se trata de un extranjero me lo puedo tomar a mal. No es lo mismo. Muchos tienden a estar más que hartos de ver a mujeres quejándose de los hombres o ridiculizándolos. No es lo mismo una crítica que viene "de dentro" que la que viene "de fuera". Ya nos hemos quitado a un gran porcentaje de público. ¿Qué hay de las mujeres? Pues las mujeres tienen por lo general una particularidad, y es que les cuesta mucho admirar a otra mujer. Cuando una mujer ve a otra mujer que triunfa, lo que suele sentir es envidia malsana. Entonces, cuando el tipo de público que podría identificarse más con el humor que practicas, resulta que es un público al que no le entusiasma aplaudir o valorar a otra mujer...

Se puede hablar largo y tendido de por qué hay esta diferencia entre hombres y mujeres a la hora de reírse de sí mismos. Es muy probable que sea un rasgo cultural muy arraigado en el hecho de que venimos de una sociedad claramente patriarcal. La mujer todavía está en fase de liberación, en fase de sentir que tiene que demostrarle al mundo que es tan capaz como un hombre o más, con lo que reírse de sí misma y sus propios defectos es dificultar ese objetivo, mientras que el hombre no siente que tenga nada que demostrar y se puede permitir hacerlo, no sólo se ríe de sus defectos, sino que a veces hace gala de ellos. Y eso resulta gracioso.

Recuerdo otro monólogo, en el que se hablaba de la diferencia de reacciones entre un hombre y una mujer tras tirarse un cuesco. La mujer miente y niega habérselo tirado, por mucho que sea una verdad irrefutable (no hay nadie más en la habitación). El hombre en cambio admite haberlo hecho... pero miente tres veces a continuación: "Lo siento, se me ha escapado, no volverá a ocurrir". Ahí tenemos al hombre consciente de sus defectos, que lo ha hecho a propósito y no le da vergüenza admitirlo, que tampoco se arrepiente, pero que claro, trata de aplacar a la parienta de algún modo diciendo lo contrario, por aquello de la convivencia. Y a la mujer que jamás admitirá haber hecho algo incorrecto, aunque ambos sepan que así ha sido. Pues por eso mismo, es tan complicado que sean buenas humoristas.