Adriana (nombre ficticio) trabajó en Cleanet Empresarial (Grupo Top Quark), una empresa de limpieza del Aeródromo militar de León, hasta 2015. Cleanet contrajo una deuda salarial con la trabajadora: le debía las retribuciones correspondientes a seis meses. Ese mismo año se produjo un cambio en la contratación del servicio tras un concurso, y, por tanto, el contrato de la empleada fue subrogado a la nueva compañía entrante: Clece.
O sea, que Cleanet ha hecho el negocio del siglo, cobrando la contrata de un servicio, no pagando a sus trabajadores, y endosándoles la deuda a los que pillaron la contrata después. Todo ello avalado por el tribunal supremo.
Luego robas una gallina y te meten un año de cárcel...
Esa sentencia es una mierda. Quien debería pagar los atrasos a la empleada es la empresa contratante principal (la administración) que es la encargada de vigilar que la contrata lo tenga todo en regla y es quien ha contratado a la empresa estafadora del trabajador. Por supuesto, todo esto, en caso de que la empresa saliente hubiera "desaparecido".
Además en estos contratos los administradores deberían guardar una parte del pago del contrato hasta que tuviera certeza de que la empresa saliente no deja deudas a los trabajadores.
Desde luego el que llega de nuevo no tiene culpa de nada.
Deberían recurrir a Europa para que otra vez más corrijan las desfachateces del supremo.
Comentarios
Mientras tanto empresario que hace de intermediario cárnico ha cobrado puntualmente, sin hacer nada y aprovechándose del trabajo de otros
Clece, por cierto, es otra cárnica cazacontratos de la Administración
O sea, que Cleanet ha hecho el negocio del siglo, cobrando la contrata de un servicio, no pagando a sus trabajadores, y endosándoles la deuda a los que pillaron la contrata después. Todo ello avalado por el tribunal supremo.
Luego robas una gallina y te meten un año de cárcel...
Esa sentencia es una mierda. Quien debería pagar los atrasos a la empleada es la empresa contratante principal (la administración) que es la encargada de vigilar que la contrata lo tenga todo en regla y es quien ha contratado a la empresa estafadora del trabajador. Por supuesto, todo esto, en caso de que la empresa saliente hubiera "desaparecido".
Además en estos contratos los administradores deberían guardar una parte del pago del contrato hasta que tuviera certeza de que la empresa saliente no deja deudas a los trabajadores.
Desde luego el que llega de nuevo no tiene culpa de nada.
Deberían recurrir a Europa para que otra vez más corrijan las desfachateces del supremo.