Tras la supresión de las primas a las renovables, el sol se apaga en España: muchos de los 55.000 productores fotovoltaicos ven “peligrar” sus instalaciones, como los vecinos de La Serna, un municipio palentino en el que la cantidad que ingresan con la venta de la energía producida no llega para cubrir los gastos de mantenimiento de las placas, y menos, para pagar el crédito que contrajeron para montar la planta."Además de generar recursos económicos y promover el desarrollo rural, pretendíamos ‘amarrar’ a las generaciones futuras a sus raíces"
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