Publicado hace 10 años por harlam a borrokagaraia.wordpress.com

En numerosas ocasiones, la propia sinceridad arrogante del amo todopoderoso es la encargada de bajarnos a tierra para recordarnos las reglas del juego en las que estamos inmersas. La cínica formulación del presidente Franklin D. Roosevelt a la hora de caracterizar a Somoza (“Es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”) o la más actual, profesada por el multimillonario Warren Buffet (“Hay una guerra de clases, sí, y nosotros los ricos la estamos ganando”).