Hace 12 años | Por pingON a jotdown.es
Publicado hace 12 años por pingON a jotdown.es

Hay dos escenas aparentemente antiguas, pero muy vigentes, que definen a Pep Guardiola como un predestinado. La primera data del 16 de abril de 1986, fecha en la que el Barça le remontaba al Gotebörg un 3-0 para meterse —por penaltis— en la desastrosa final de Sevilla. Barbilampiño y con la misma cara que uno se imagina a David Copperfield, Guardiola, el recogepelotas, arengaba a Julio Alberto y celebraba los goles del Pichi Alonso, enfundado en un chándal Meyba. Ese adolescente parecía reunir todo el optimismo de un club acostumbrado a vivir

Comentarios

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Gran artículo

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Ser pedante ya lo hizo Valdano antes, pero al menos el argentino sabía hablar y expresarse.

Guardiola ha tenido la suerte de encontrarse a Messi , Xabi, Iniesta, Puyol y Piqué. Ninguno fichajes suyos y son los que le han dado los titulos.

Guardiola la sabe. Por eso se va. Y dudo que vuelva a entrenar porque quiere mantener ese aurea de perfeccion que le gusta cultivar. Ni siquiera en la liga inglesa.

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Cada vez que el adulador de turno perpetra uno de estos azucarados panegíricos, aparte de tener que luchar con la ingestión de las elevadas dosis de sacarosa y lugares comunes, el efecto es que me hacen apreciar un poco más al anti-cristo con cuernos, o sea, a Mourinho.