Publicado hace 9 años por Vermel a castellanoactual.blogspot.com.es

Los escritos antiguos marcaban las preguntas (en diálogos, ficciones, ensayos y líricas) con una abreviatura de la palabra latina “quaestio, -onis” (de allí nuestra “cuestión”). Tal apócope era “qo.”. Paulatinamente la “q” se fue abriendo y, como vimos en el caso de nuestra eñe bonita, un signo se fue montando sobre el otro; en efecto la “o” se desplazó bajo esa “q” que se abría y se convirtió en un punto… ya teníamos el resultado (?)…

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