Hace 16 años | Por Hueso a elpais.com
Publicado hace 16 años por Hueso a elpais.com

Esperaba con impaciencia a que llegaran las cinco de la madrugada, hora a la que me concedía el derecho a beber por fin unos tragos de coca-cola light y mis dos tacitas de té, que degustaba en una suerte de ritual eufórico, con la ayuda de la cucharilla más pequeña que pude encontrar en el mercado". Un poco de líquido, algo de chocolate y dos pastelillos de fresa constituían la dieta diaria de Isabelle Caro, obsesionada siempre con la báscula.