Nicolas Sarkozy se vio obligado a nombrar de nuevo como primer ministro a François Fillon, y se desquitó de la afrenta colocando a varios de sus peones fieles en el nuevo Ejecutivo francés, cosa que provocó una estampida de las personalidades de centro, que abandonaron el Gobierno dando un portazo. El Gabinete anunciado anoche destaca además por el regreso de varios notables clásicos de la derecha, y entre ellos un peso pesado, Alain Juppé, que se había destacado en los últimos meses por sus frases asesinas contra el presidente.
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