Jesús iba muy a menudo al monte de los Olivos a hablar con su Padre, es decir con Él. A pesar de la creencia popular, no se arrodillaba ni alzaba los brazos, ni siquiera levantaba la voz. Probablemente, si la situación se repitiera hoy día, simplemente veríamos a un barbudo con gafas de pasta sentado en algún banco deslizando el dedo en la pantalla de su teléfono para bloquearla y desbloquearla, en un movimiento mecánico y algo obsesivo pero nada inusual. Pero no nos engañemos, Jesús no era normal, ¡coño! era él, Él y la p--- Paloma a la vez
Comentarios
Comentario en el blog: "¡Muy bueno! Las mejores críticas al pensamiento religioso no son tanto las que niegan su veracidad como las que señalan su inmoralidad."