Rusia emuló hoy a China a la hora de apretar las tuercas a internet al introducir una nueva ley que, según críticos, busca aplacar el ánimo de protesta opositor. Por un lado, restringe el acceso a las páginas que las autoridades consideran dañinas para el público. Por el otro, allana el camino para la persecución de portales críticos con el poder debido al papel clave que jugó internet en las protestas antigubernamentales del pasado diciembre, tras las denuncias de fraude en las elecciones legislativas.
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