Hace 12 años | Por Meritorio a blogs.deia.com
Publicado hace 12 años por Meritorio a blogs.deia.com

Hay derrotas que saben y huelen a victoria. Sobre todo, en política, donde palmar estrepitosamente en una votación parlamentaria te puede convertir en santo y seña de la talibanada. Ahí tienen a Rosa Díez, elevada a Agustina de Aragón, cuando los números sugerían más bien que había quedado como Cagancho en Almagro

Comentarios

D

Buen artículo. Destaco esta frase:

Ese es su negocio. Igual que el presidente de Ryanair se dedica a montar pirulas para salir en los papeles por la cara, ella promociona su partido low cost a base de demagogia de quinta.

m

UPyD tuvo en las últimas elecciones 1.140.242 votos. Es decir, el doble que el PNV, GBAI y los batasunos de Amaiur juntos.
No está mal para un partido Low Cost.

Meritorio

#2 Cierto. Aunque desde otra perspectiva, los partidos que indicas son capaces de conciliar votos masivos en las zonas donde se presentan mientras los neofalangistas de UPyD solo consiguen un voto residual en la gran mayoría del estado. Las excepciones son Madrid y Valencia, curiosamente (o no tanto), los mayores feudos peperos.

m

#3 O sea, que la concentración del voto hace que estos valgan más ¿No? Además, más de un millón de votos para un partido que surgió sólo hace cuatro años no sólo es un logro que nunca antes se había dado en este país.
Por cierto, si calificas a UPyD de neofalangistas ¿Cómo calificas a los batasunis de Amaiur? ¿Neoetarras?