Las turbulencias globales que estamos viviendo así como sus impactos continuos en consumidores y sectores productivos, dejan a las empresas y a los líderes sectoriales – tanto privados como públicos – sin preparación y muy vulnerables a la situación de creciente caos que se genera. Son tiempos en los que las convulsiones se suceden a un ritmo vertiginoso, de enormes incertidumbres, pero también de grandes oportunidades.