Hace 11 años | Por DexterMorgan a jotdown.es
Publicado hace 11 años por DexterMorgan a jotdown.es

Junio de 1968. El director Steve Binder entra en un plató de los estudios de la NBC en Los Angeles. Es un espacio en penumbra presidido por un pequeño escenario. Y de repente, Binder siente que el pánico se apodera de él. Todo parece perfectamente preparado. Todo está en su sitio para filmar una actuación histórica que será incluida en un programa especial que verán —eso se pretende— millones de televidentes. En el estudio está todo, excepto una cosa: el público. Elvis Presley va a actuar en directo por primera vez en 7 años y no hay nadie...

Comentarios

DexterMorgan

Aparte del tema de Elvis, la anécdota de Harry Belafonte es algo alucinante:

Para llevar las riendas de la filmación se contrató al citado Steve Binder, un director joven pero de prestigio, especializado en aquel tipo de programas especiales. Había alcanzado una gran notoriedad en el mundillo televisivo gracias a un especial dedicado a la cantante Petula Clarke, en el que se había producido uno de esos mini-escándalos surrealistas tan propios de la América de aquellos años.
Durante la emisión, Petula compartía escenario con diversos artistas invitados, como era costumbre en este tipo de programas. Pero lo que había centrado la atención era un detalle más bien estúpido: Petula , mientras cantaba a dúo con Harry Belafonte, le había tocado un brazo. Era la primera vez que la televisión estadounidense mostraba un claro contacto físico entre una mujer blanca y un hombre negro… lo cual provocaría un revuelo antes de la emisión del programa.

El patrocinador principal, la empresa automovilística Chrysler, insistió en que el plano de ese contacto fuese retirado de la grabación y sustituido por un plano alternativo, ya que se había filmado la actuación simultáneamente con varias cámaras. No querían que el público “conservador” —esto es, racista— de los Estados Unidos, especialmente del sur, se sintiera soliviantado. Los ejecutivos de la Chrysler, con esa sensibilidad y savoir faire tan caracteísticos de los ejecutivos de cualquier empresa y cualquier época, temían un escándalo y no podían tolerar que algo así se viese en las pantallas de todos los americanos.
Pero el joven director del programa, Steve Binder, se negó en redondo a retirar el plano. Con ello, le estaba plantando cara a una de las empresas más poderosas de América. Es más: Binder fue a la sala de montaje y destruyó todos los planos procedentes de las otras cámaras que habían registrado la canción, dejando como única toma disponible aquella en donde Clarke y Belafonte se tocaban. Aquella jugada del director obligaba a la emisora a incluir el plano del contacto por la fuerza, aunque a la Crhysler le disgustase tanto… o bien a retirar toda la canción, mutilando el programa e incumpliendo contratos varios.
Binder se salió con la suya.

La cadena, finalmente, emitió el programa con el montaje completo que el director pretendía, y eso incluía el contacto entre Petula Clarke y Harry Belafonte. El programa obtuvo un gran éxito y no se produjo el escándalo; más bien fue visto como un ejemplo de progresismo, una avanzadilla de los derechos civiles en televisión.


Parece que no hacemos otra cosa que dar vueltas en círculos.

pawer13

Cuentan tantos detalles en estos artículos que dudo cuánto hay de "novelización" y cuando de hechos reales. En cualquier caso me encantan: Hay JotDown, hay meneo.