Hace 10 años | Por Arista a yorokobu.es
Publicado hace 10 años por Arista a yorokobu.es

Esta es la historia de una legión de jubilados que se resiste a matar el tiempo en el bar o apolillándose en el sofá frente a la tele. Tampoco les ha dado por caminar en grupo a paso ligero, el aquagym o el taichí. Llamémosles raros. Está bien. Llamémosles raros, pero seguramente ni se inmuten porque a estas alturas les resbala la mayoría de cosas que no tengan que ver con lo esencial. Y en su caso lo esencial se reduce a la sencillez de un terruño, cuatro tomateras y un poco de mimo diario.