Rajoy le escuchó sin decir mucho, y le aseguró que pronto tendría noticias. A los 10 minutos un policía de alto rango llamó a Bárcenas para confirmarle que "todo estaba arreglado" y darle instrucciones. Así es como Rosalía Iglesias gozó del privilegio de entrar a declarar por el garaje del tribunal escoltada por agentes policiales y subir por unos ascensores bloqueados para que nadie los utilizara.
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