El número dos del PP vasco no se esperaba que Arantza Quiroga lanzara el arriesgado órdago de plantear romper el tándem que habían formado hace nueve meses tras la abrupta marcha de Antonio Basagoiti, a sabiendas de que una parte importante del partido, en especial el sector alavés, considera imprescindible que continúe como secretario general tras el congreso de principios de marzo. El posible relevo de Oyarzábal preocupa en la sede del PP en Madrid, que preveía una balsa de aceite y no un cisma interno.
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Madre de cinco hijos, Arantza Quiroga (Irun, 1973) nunca ha ocultado su cercanía al Opus Dei y su visión conservadora en ciertos asuntos, como su rechazo radical al aborto e incluso al uso de los anticonceptivos. Por eso, sorprendía tanto su tándem con Oyarzábal, que demostraría que el Partido Popular es una formación moderna de amplio espectro, ya que hace años este manifestó su condición de gay y es cabeza visible del sector más aperturista del PP en cuestiones sociales.
En su entorno se explica su deseo de nombrar otro número dos, posiblemente vizcaino -se han barajado los nombres de la parlamentaria Nerea Llanos o del propio Damborenea-, porque pretende cortocircuitar la influencia que sigue manteniendo desde Madrid Alfonso Alonso, debido a su proximidad con Oyarzábal. Ejemplo de esta "interferencia" fue la reunión que mantuvo el pasado octubre a instancias de Alonso la vicepresidenta del Gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, con los jeltzales Josu Erkoreka y Andoni Ortuzar, a espaldas de Quiroga.
Este desplante hizo reaccionar a la presidenta de los populares vascos, que ha fortalecido su interlocución con el presidente de su partido y del Gobierno español, Mariano Rajoy, logro que su equipo trata de rentabilizar ante la opinión pública vasca. Solo debe haber sitio para un liderazgo y este es de Quiroga, que para algo es la única que ha presentado su candidatura a presidir el PP de la CAV, resumen en su entorno.