General de la Guardia Republicana hasta su deserción hace semanas, de pelo largo ordenadamente desordenado, de bronceado perfecto y estilo desenfadado a la par que seductoramente duro, sobre todo cuando a todo esto se le añade el Habano que forma parte tanto de su uniforme militar como de sus modeletes de civil. No se parece al grueso de los oficiales del ejército sirio, pero también es, por méritos propios y dinásticos, pieza vertebral de la milicia. Esto le gusta a Arabia Saudí. A Turquía también. Francia, por ahora, solo hace ojitos.
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