Sin embargo, es la realidad del año 2013 en España, el paraíso del dopaje internacional que todavía sigue atrayendo deportistas extranjeros por centenares, que llegan a establecer sus santuarios aquí bajo la pueril excusa del clima, las instalaciones y las ambiguas facilidades, que abarcan mucho más que la palabra y son todo un concepto. A ellos está dirigida esta Ley, que no ha tenido a bien contemplar medidas como las que existen en Italia, donde la simple visita a un médico con pasado de dopaje acarrea sanciones deportivas.