Publicado hace 12 años por danigecen a impensando.wordpress.com

El PP no aboga por una educación pública de calidad, ni siquiera entendida en los términos empresariales que esa palabra denota. Eso que llaman libertad de elección de centro no es más que derivar dinero público hacia los centros privados y privados-concertados en nombre de un supuesto derecho de los padres a adoctrinar a los niños en connivencia (mayoritariamente) con unos presupuestos que les marcarán de por vida, basados en la irracionalidad y en otros principios (¿morales?) que poco o nada tienen que ver con lo que es la educación racional.

Comentarios

D

la suya no, pero la tuya si? por? mejor no imponer ideologia alguna y que sea el individuo el que se forme su ideologia propia

danigecen

#1 Estás dando la razón al artículo, ¿no?

D

tan solo en parte, porque deja ver que solo viene de un frente, el pp, que es igual de dañino y deleznable que los otros

Ramen

#3 pero como resulta que es el PP el que está haciendo esta política en Madrid estarás de acuerdo en criticar al PP por ello ¿o no?

D

"... en nombre de un supuesto derecho de los padres a adoctrinar a los niños..." ¡¡No, señor, "supuesto" no!! Un Derecho con mayúsculas. Y "adoctrinar" tampoco. Las que adoctrinan son las sectas, los partidos políticos, las religiones. Los padres buscan lo mejor para sus hijos, y tienen derecho a que se respete su criterio.

Usted lo que defiende es que los padres tengan que quedarse callados y lo obligatorio sea impartir la propaganda que siempre difunden los políticos. Los hijos son del Estado, y no de los padres, qué tufillo estalinista. Ha nacido usted unos decenios tarde.

¡Todo lo contrario! La gratuidad de la enseñanza debe plasmarse en el cheque escolar, que se entrega a los padres por cada hijo en edad de necesitarlo. Luego, los padres pueden gastarlo en el centro que ellos quieran, con el ideario que a ellos les dé la gana, y con el idioma vehicular y el polilingüismo que más adecuado consideren. Libertad para las personas, que no son tontas ni necesitan tutela (salvo los menores de edad, que requieren la de los padres). El Estado debe ayudar a que las personas decidan su destino, nunca imponérselo dando a todos café.