La situación financiera griega no ha parado de agravarse en los últimos meses. Ante ello, Syriza tiene dos opciones principales: o regresar a la dracma para sufrir depreciaciones de hasta el 80% en el valor de su divisa; u obligar a sus ciudadanos a que compren la apestada deuda pública nacional que nadie quiere adquirir en los mercados financieros globales.
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Basileos
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